Al Celta solo le faltó el golpe final

Julio Álvarez-Buylla

GRADA DE RÍO

Xoán Carlos Gil

17 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta buscó la victoria con determinación, con pausa, con criterio y con el balón. Dominó al rival y lo arrinconó contra su portería, pero le faltó el golpe definitivo cuando su adversario mostró momentos de debilidad, cansado de defenderse 90 minutos. Pero pese al abrumador dominio, los golpes peligrosos se repartieron a partes iguales y dos despistes al comienzo de cada período fueron neutralizados por un acertado Rubén. Los célticos el viernes no ganaron, pero transmitieron que tienen claro cuál es el camino para hacerlo.

 1. La clave

Romper el repligue intensivo

El Leganés se replegó en intensivo. Tres líneas difíciles de superar sin apenas espacio entre ellas. El Celta situó a los centrales en tres cuartos de campo, circuló el balón y trató de buscar líneas de pase entre una acumulación de piernas, aunque sin el resultado final esperado. La clave parecía estar en las transiciones, en lo que cada equipo fuera capaz de hacer cuando el rival perdiese el balón. Con un rival cansado y con dificultades para saber qué hacer cuando robaba, el Celta generó sus mejores opciones, coincidiendo además con la entrada de un Beltrán muy dinámico, que incluso pisó con peligro el área rival.

 2. Nombres propios

Okay Yokuslu

Empezó la temporada lastrado por una lesión, lento con el balón y falto de ritmo. Pero con el paso de los partidos y sobre todo con la llegada de Cardoso, el turco ha ido creciendo hasta el punto de hacerse insustituible en la posición donde probablemente haya más competencia. Referente en la salida de balón incrustándose entre los dos centrales y en el juego aéreo tanto a balón parado como en el juego directo del rival, además ha demostrado ser un futbolista tácticamente inteligente y con ciertos detalles técnicos poco comunes en jugadores de su envergadura.

 2. La apuesta

La continuidad del bloque

Si algo funciona, mejor no tocarlo. Los entrenadores somos poco dados a los cambios cuando el equipo es capaz de interpretar lo que queremos y más aún cuando los resultados también refuerzan nuestra elección. La continuidad mejora la autoconfianza del jugador e incluso el rendimiento colectivo. Cardoso llegó, realizó cambios y los ha mantenido hasta ahora. Pero también existen potenciales riesgos, la gestión de una extensa plantilla en una sola competición no está exenta de dificultad.

 4. El riesgo

Los peligros de las transiciones

Durante muchos minutos la línea de retaguardia viguesa se situó casi en tres cuartos de campo rival dejando mucho espacio a sus espaldas.

En una situación de partido como la del viernes, los defensas emplean muchos de sus recursos en buscar opciones de salida de balón pudiendo descuidar su atención sobre los aspectos defensivos. Esto y la cantidad de efectivos en campo rival puede provocar muchos problemas en las transiciones defensivas cuando se pierde el balón, incluso con unos mecanismos defensivos bien trabajados. La concentración en estos casos adquiere valor.