Adiós al resultadista sin resultados

X. R. C. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

La falta de una línea de juego definida y la obcecación defensiva sentenciaron a Mohamed

13 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta era la puerta de entrada a Europa para Antonio Mohamed. El trampolín o el tobogán como él mismo indicó en más de una ocasión. El Turco apostó fuerte pero terminó pagando su fijación con tapar el agujero defensivo a costa de perder en la fase ofensiva. Una idea que chocaba con el estilo del conjunto vigués y que terminó por ser su tumba. Llegó cobrando la tercera parte que en México, según sus propias palabras, en busca de cumplir un sueño que finalmente se ha truncado.

LOS RESULTADOS

Tres victorias en doce partidos

Aunque el juego se haya convertido en una parte primordial en el ideario celeste, los resultados lo marcan todo en el fútbol y los números no estaban del lado de Mohamed. En los doce partidos de liga disputados el equipo solo ganó tres partidos, dos de ellos antes del parón de septiembre. Desde entonces solo ha sumado siete puntos y es el cuarto peor equipo del campeonato. El argentino deja el Celta más cerca de la zona de descenso que del corte por Europa.

LOS GOLES

La hemorragia defensiva: principio y fin

Desde el primer día en Vigo, Mohamed adoptó un discurso ambicioso con Europa como «piso» pero al mismo tiempo dejó claro que ese objetivo pasaba por rebajar los 60 goles encajados la temporada pasada. Definido como resultadista, su reto era que el equipo dejase la portería a cero para aprovechar su pegada arriba, pero en su lucha perdió parte de la frescura ofensiva y por contra solo fue capaz de acabar dos partidos a cero. Uno ante el Atlético de Madrid de su admirado Simeone.

LÍNEA DE JUEGO

La falta de un patrón definido

Llevaba muchos años el Celta siendo un equipo reconocible en cuanto a fútbol. Todos los entrenadores que pasaron por Vigo desde los tiempos de Eusebio y con el lapso de Abel partieron del mismo patrón de juego combinativo que ya forma parte del ADN del club, pero Mohamed en su afán de primer el aspecto defensivo provocó que el Celta perdiese buena parte de su línea de juego para apostar por el juego directo buscando a Maxi Gómez. Siempre tuvo en mente un delantero tanque en el once por incluso cuando faltó el charrúa colocó en una par de ocasiones a Dennis Eckert. En las últimas jornadas si había apostado por llevar el balón más al piso.

LAS PIEZAS

Demasiado tiempo para encajar el puzzle

Mohamed se quejó en alguna ocasión de que a la plantilla le faltaban pieza como los extremos y un análisis del plantel pude invitar a pensar que quizás falte un punto de equilibrio, pero el Celta actual cuenta con peloteros de primer nivel, especialmente en la zona de vanguardia. Construir la combinación perfecta hubiese sido un salvoconducto para el éxito.

SISTEMA

El baile de los tres centrales y los cambios de dibujo

El afán defensivo le llevó a apostar en más de una ocasión por una defensa de tres centrales y dos laterales, una idea que no terminó de cuajar y que fue blanco de las críticas en más de una ocasión, en especial porque no solucionó los problemas defensivos. Los cambios de dibujo durante los partidos en función del resultado fueron otra costumbre recurrente.

CAMBIOS

La apuesta por lo elemental

Los cambios de piezas de Mohamed siempre resultaron de lo más elemental: con el marcador a favor metía a un defensa para guardar el marcador y con él en contra, un delantero buscando el gol. En varias ocasiones acabó con cuatro hombres ofensivos para el remate y con la sala de máquinas desactivada para generar juego.

HÁNDICAP

No rentabilizar una dupla de ensueño para un equipo de clase media

Iago Aspas y Maxi Gómez marcaron 40 goles la temporada pasada para el Celta y este curso ya llevan 14 tantos en doce partidos. Semejante caudal debe ser un cheque al portador para cualquier entrenador, pero la producción ofensiva no fue rentabilizada en este inicio de liga.

EL PEAJE

La dificultad para adaptarse a otro fútbol

Mohamed había realizado toda su carrera entre México y Argentina y aterrizar en Europa nunca resulta fácil para la mayoría de los jugadores y entrenadores que cambian de continente. En cuatro meses el argentino no consiguió adaptarse a un fútbol distinto, a una exigencia diferente y a otra manera de entrenar comenzando por el análisis y la preparación de los partidos.