
El danés arrancó la temporada como titular indiscutible y en los últimos partidos su participación ha sido testimonial
30 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Nueve minutos vagando sobre el terreno de juego, con poco espíritu y menos incidencia en el juego, son el resumen de la última participación de Pione Sisto. El extremo, que comenzó siendo indiscutible para Antonio Mohamed, ha ido diluyéndose con el paso de los partidos, quizás víctima de los vaivenes esquemáticos del entrenador.
«Estoy intentando comprender qué quiere de mí, nos tenemos que conocer un poco más», comentó el danés en una entrevista a LaLiga hace un par de semanas. De desenvolverse siempre en el costado zurdo a las órdenes de Unzué, Pione ha pasado a combinar posiciones de la mano de un Mohamed que en el inicio de la campaña le demostró su confianza. En el actual Celta, Sisto se ha despegado de la banda y ha retrasado metros su posición, pasando a desempeñar por momentos un rol de todocampista que implica un alto peaje ofensivo. Sisto aparece menos, o con menos calidad.
Ante Espanyol, Levante, Atlético de Madrid y Girona el danés estuvo entre los once elegidos. Pero desde que llegó la contienda contra el Valladolid su rol ha decaído. Frente a los de Sergio apareció once minutos, ante el Valencia jugó la segunda parte, en Getafe apenas diez minutos y en Sevilla fue retirado del césped en el descanso. Ante el Alavés Mohamed le confió el último cuarto de hora y frente al Eibar salió cuando el partido estaba finiquitado. Entre medias, duelos de todo pelaje.
En el estreno de la Liga su rendimiento había dejado que desear, pero Mohamed le manifestó su confianza y Sisto se la devolvió con un partidazo ante el Levante con gol y asistencia. Su aportación en el centro del campo fue vital en el entramado táctico construido para desmontar al Atlético, pero ante el Girona, aunque puso empeño, su giro al centro del campo le alejó demasiado de la portería contraria. Desde entonces, y con la excepción de la visita a Mestalla, donde aportó desde la línea de tres cuartos, ha caído en picado contagiado quizás por el planteamiento coral del equipo, sin hoja de ruta.
Sisto no tiene claro a qué debe atenerse con Mohamed, y por encima se ha encontrado con que Boufal le roba cada vez más protagonismo. El francés ya ha marcado dos goles y se está asentando en la titularidad y no parece fácil encajar a ambos. El danés peca de exceso de florituras y de predecible, y el internacional con Marruecos de individualista.