Un ilusionante proyecto en peligro

La Voz

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

Las expectativas que despertó la temporada en el celtismo se convierten ahora en preocupación con el equipo a dos puntos del descenso y con Mohamed afrontando una semana decisiva

22 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El celtismo arrancó la temporada ilusionado. Ni los malos resultados del verano ni la falta de concreción de un plan de juego le invitaban a arriar la bandera de un optimismo que había penetrado en todas las estructuras del club. El técnico hablaba de Europa y la cúpula de A Sede asentía. Sin embargo, dos meses después el proyecto que prometía pasó a coleccionar amenazas desalentadoras. En la clasificación porque el equipo está ahora a dos puntos del descenso y porque con 10 a estas alturas de curso la historia dice que Europa no es un quimera, pero casi. Esos números, unidos a la falta de una idea de juego señalan a la figura del entrenador como primer culpable.

Por eso Antonio Mohamed comienza esta mañana en A Madroa una semana que se antoja decisiva para su futuro en el Celta. De entrada no parece garantizado al 100 % su presencia ante el Eibar teniendo en cuenta que está pendiente una reunión de Mouriño con su consejo de administración y que los contactos para tantear a un nuevo entrenador se pueden acelerar en cualquier momento. En este sentido hay que recordar que Óscar García Junyent, el deseado desde hace tiempo, está sin equipo y ejerce de comentarista en la televisión que tiene los derechos de la liga.

Y en caso de llegar al sábado, tampoco una victoria parece el salvoconducto definitivo para ampliar su estadía en Vigo, porque a estas alturas ya son muchos los que piensan que el problema va mucho más allá de un simple resultado. Que se ganó al celtismo con su discurso después del discurso vacío de Unzué, pero que las palabras no tienen correspondencia con los hechos y que su idea de fútbol, un punto arcaica, no va a cambiar. La apuesta por Dennis en ausencia de Maxi Gómez es un claro ejemplo.

Porque el Celta necesita un cambio de tendencia para que su proyecto no se tambalee en el presente ni en el futuro. De entrada, necesita un punto de inflexión para tomar distancia con respecto al descenso y no verse a un solo partido del precipicio -es décimo tercero a dos puntos del Leganés-. Porque nadie duda de la calidad de una plantilla que se ha visto reforzada por una inversión de 26 millones de euros, pero el elenco celeste está repleto de juventud (es el tercero más joven de la liga con 25,4 años de media), algo que podría pasar factura de persistir la cuesta abajo.

Repuntar, además, le permitiría recuperar el tiempo perdido en la lucha por Europa para no correr el riesgo de hacer la goma durante gran parte del curso, como sucedió en la campaña pasada y la anterior, cuando el equipo estaba centrado en la Europa League.

Además, verse apeado del tren de la ambición también podría tener daños colaterales para el futuro. El Celta es visto hasta el momento como un club apetecible, en constante crecimiento al que llegar y en el que echar raíces, pero difícilmente podría retener a sus principales futbolistas si el equipo se instala año tras año en tierra de nadie.

En este escenario el celtismo ya emitió su veredicto tras los dos últimos partidos en casa y ahora le toca a Mouriño, su principal valedor, tomar la decisión definitiva. Desde los tiempos de Stoichkov nadie cae en el Celta en el arranque de temporada, pero ahora cualquier opción es posible. Lo único cierto es que Mohamed entrenará esta mañana a una plantilla que de momento le defiende en público.