El técnico milagro curtido en Alcoy

MÍRIAM V.F.

GRADA DE RÍO

Juan Carlos Cárdenas | EFE

Paco López, artífice del éxito del próximo rival del Celta, el Levante, es un «currante con buenas ideas»

22 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente del Alcoyano, Juan Serrano, puede presumir de haber tenido en el banquillo de su equipo, actualmente en Segunda B, a tres técnicos que llegaron a la élite. Y a dos de ellos, recuerda entre risas, los destituyó. Es el caso de Asier Garitano y Paco López ?el tercero era Bordalás?, que el lunes próximo se enfrentará al Celta inmerso en un racha impecable desde la llegada del valenciano: solo dos derrotas en doce partidos, una de ellas frente a los vigueses en la última jornada de la pasada campaña.

A Serrano no le sorprende en absoluto que las cosas le estén saliendo al que fue su entrenador en su aventura en Primera. «Es un mundo complejo, tiene que llegarte la oportunidad. Pero sabía que si la tenía se iba a agarrar a ella», valora. Y revela que la suerte estuvo de su lado, porque en el verano en el que fichó por el filial del Levante ?de donde pasaría al primer equipo para sustituir a Muñiz?, estuvo «coqueteando» con el Hércules. «No se decidían por un tema de Hacienda. Paco no esperó y mira lo que es la vida, ¡en Primera!».

López llegó al Alcoyano en el primer año de Serrano como presidente, cuando tomó el relevo de una gestora. Lo fichó Toni Torres, hijo del futbolista del Barça, en la temporada 2009/2010. «Ese año hicimos play-off y estuvo a punto de irse al Albacete», recuerda, pero al final siguió y fue el club el que acabó prescindiendo de él tras 33 jornadas. «La afición del Alcoyano es soberana y muy exigente. Estábamos luchando por estar arriba pero no acabábamos de meternos. Al final logramos el ascenso ese año y él también tuvo su parte de ese regreso 43 años después», le reconoce.

Destitución aparte, Serrano incide en el grato recuerdo que en su club dejó López como persona y como profesional. «Es el único entrenador al que llevé a mi casa. Recuerdo que una vez nos mandaron unos buñuelos de una empresa, que aquí son muy típicos en San José, y Paco trajo de su madre a ver cuáles estaban mejor. Es un tipo muy cercano». También con los futbolistas. «Es un hombre campechano, con una familia encantadora, trabajador, un currante nato y con buenas ideas», recalca.

En lo futbolístico, reconoce que era «más bien amarrategui». «Pero la Segunda B no tiene nada que ver con la Primera. Siempre partes de asegurar la portería a cero y era bastante de juego directo, replegar, segunda jugada y mantener el resultado, más que de elaborar», describe. La paciencia de la hinchada alcoyana se acabó con él en un partido frente al Gandía. «Estábamos tocando el play-off y nos pintaron la cara. Pero, ¿a qué entrenador no le han echado de más de un club? Es fútbol y pasan estas cosas», justifica.

Es más, Serrano considera que la exigencia de escenarios como El Collao curte a entrenadores como el caso de Paco López. «Hemos servido de trampolín a entrenadores y jugadores que luego han llegado más arriba. En nuestro campo hay un pasillito en el que sientes el aliento de la afición, que lo mismo te aplaude que te da una colleja», relata. Y añade que es «como un máster» para quienes pasan por allí.

Aun sin poder predecir que López llegaría a Primera, no le sorprende para nada su éxito. «Ser entrenador lo lleva dentro. La vida le brindó la oportunidad y una vez que pasó eso estaba claro que se iba a vaciar para aprovecharla, que lo iba a dar todo de sí mismo. Ahora se ha metido en la rueda de entrenadores de la máxima categoría y se ha asegurado un porvenir. Se lo merecía», constata.

Admite también que el reto de suplir a «otro gran entrenador» como Muñiz no era sencillo. «Se encontró a un equipo muy apagado, casi muerto y fue capaz de revivirlo y de qué manera», recalca. A su juicio López es la prueba de que «el trabajo y la constancia, en la vida y en el fútbol, te ponen en tu sitio». Y el de López, a juicio del presidente del Alcoyano, es Primera.

El preparador de las nueve victorias y 25 goles a favor en doce partidos dirigidos

En marzo del 2018, transcurridas 27 jornadas de Liga, Paco López se encontró con una oferta que podía parecer un reto y un embolado a partes iguales. El entonces entrenador del filial levantinista daba el salto al primer equipo, a Primera División, pero también se ponía al frente de un conjunto desahuciado que a esas alturas del campeonato estaba en todas las quinielas para certificar el descenso de categoría.

Con Muñiz al frente, el Levante ocupaba la decimoséptima posición con un punto de margen sobre el descenso, pero estaba en caída libre. En el momento del relevo en el banquillo, llevaban once jornadas sin ganar en las que solo habían sumado tres puntos fruto de otros tantos empates. López debutó con victoria y el equipo pasó de la noche al día en lo que a resultados se refiere, firmando dos rachas de cinco partidos sin caer y terminando la Liga en decimoquinta posición con un gran colchón. Su última derrota fue precisamente ante el Celta, en Balaídos en la jornada final del campeonato.