Antonio Cajide, el presidente de los Comuneros de Tameiga, considera un caso cerrado la negociación con el Celta y destaca la unanimidad en la decisión
22 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Definitiva. La decisión de descartar el proyecto del área comercial del Celta en los montes de Tameiga es firme y no tiene más recorrido. Mantener la calidad de vida actual, la falta de soluciones al problema del agua y la imposibilidad de llegar a un acuerdo en la permuta de terrenos han llevado a los comuneros a tomar la determinación por consenso según explica Antonio Cajide, el presidente de la Comunidade de Montes en Man Común de Tameiga (Mos).
Decisión
Los comuneros dan por cerrado el asunto. El anuncio no es un órdago, sino el deseo colectivo, y por unanimidad, de seguir apostando por el monte. «A xente non quere saber nada da ocupación do monte común, ao revés, queren amplialo, queren capitalizalo, queren facer moito máis monte e se estamos cedendo terreos quedamos sen el», comenta Antonio Cajide, que destaca la negativa absoluta de los comuneros a seguir con el proceso: «Non houbo ninguén que pedise darlle unha segunda oportunidade ou pedirlle máis cartos ou cousas, case me chegaron a pedir que nin falase con eles».
Proceso
«Non houbo negociacións, só contactos». Antonio Cajide repasó las reuniones con el Celta y la falta de entendimiento en la fórmula para la permuta de terrenos. «Foi a finais do verán pasado cando nos dixeron que querían facer o proxecto e como lles dixemos que nós non vendíamos e eles o único que querían era comprar, nós demos a opción de alugar, pero non entraba dentro dos seus cálculos. ‘Xa maduraremos para ver como podemos chegar a un entendemento’, dicían eles, pero nós xa lles dixemos que non tiñamos ningún interese en desfacernos do monte, o único que queríamos era capitalizar», recuerda el presidente de la Comunidad de Montes, que también hizo mención a un contacto previo al acto de Los Escudos: «Un pouco antes de anunciar a bombo e plantillo, xuntáronse connosco para dicirnos que aceptaban permutar, pero non todo en superficie, parte en superficie e parte en cartos. Nós non queríamos cartos, porque se a permuta fose terreo diñeiro, imos a quedar sen cartos e sen monte».
Las traídas de aguas
Sin respuestas sobre cómo afectaría al agua, qué porcentaje se perdería y qué pasaría con la potabilidad. El abastecimiento de agua fue un problema desde el primer día que a ojos de los comuneros nunca tuvo solución. Fueron los propios comuneros de Tameiga quienes alertaron a los interlocutores del Celta del asunto, que se comprometieron a hacer un estudio que no les satisfizo. «Hai un par de meses trouxeron un informe que non era tal, senón un documento de localización xeográfica de onde estaban o pozos, e os pozos xa sabemos nós onde están e a cantidade de auga que bota cada un xa o sabemos nós. Nós o que queriamos era saber a afección que vai a ter todo o que ides a botar enriba, que volume, que tanto por cento de pérdida, que pasaría coa potabilidade da auga, e despois o máis importante, quen se fai cargo de solucionar todos eses problemas e non contestaron», comenta Cajide, que recuerda que las comunidades de aguas tildaron el documento de «broma». Además, sin existir un proyecto definido, la empresa que hizo el estudio tampoco podía ofrecer datos definitivos «porque non sabes canta superficie ían asfaltar nin a profundidade dos sotos».
Calidad de vida
«Se busco un sitio tranquilo para vivir non quero que veñan a perturbar. Para vivir na cidade para iso voume para Vigo». No alterar la calidad de vida de los vecinos del municipio de Mos fue otro de los aspectos que el ente de Tameiga tuvo en cuenta. Cajide puso varios ejemplos: «Agora pola miña rúa (en sentido figurado) pasa un coche cada semana e logo van a pasar 10.000. Aquí temos unhas estradas e logo van a ter 30 metros de ancho coas beirarrúas. Eu teño a casa aberta e non me importa que as galiñas saían para fóra e iso vai cambiar a miña forma de vivir, o que me causaría un perxuízo. Nós estamos tranquilos aquí para vivir na cidade para iso voume para Vigo».
Con la expropiación solo por utilidad pública, apenas quedan salidas
Con la Comunidad Montes de Tameiga dando por cerrado el asunto, las vías para que el Celta pueda levantar la mayor parte de su ciudad deportiva y el centro comercial en esta parroquia de Mos parecen agotadas.
Porque la opción de la expropiación no es posible por ley como ponía de manifiesto el informe de la Consellería de Medio Ambiente sobre el mismo espacio conocida a finales de mayo. En uno de sus puntos se especificaba que «os montes veciñais en man común son bens indivisibles, inalienables e inembargables, que só poden ser obxecto de expropiación forzosa por causa de utilidade pública ou interese social prevalentes as do propio monte», cuestión que parece tener difícil encaje cuando hay prevista un área comercial de por medio.
El Celta, que ayer optó por el silencio, puede seguir adelante con su proyecto en los montes de Pereiras que tiene alquilados por 30 años. Allí se levantarían todas las dotaciones deportivas a excepción del campo del Celta B, que a priori queda descartado ya que iría en el corazón del terreno comunal de Tameiga, igual que el centro comercial. Hay que tener en cuenta que de los 820.000 metros cuadrados que proyectaba el Celta, el 80 % pertenece a la comunidad que acaba de mostrar su oposición sin ambages al centro comercial.
Uno de los actores en este proceso, el Concello de Mos, no quiso pronunciarse.
