«Me sentí tratado de un modo especial por la afición del Celta del primer día al último»

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

CEDIDA

El delantero portugués recuerda su paso por Vigo 20 años después

05 jun 2018 . Actualizado a las 11:59 h.

Jorge Cadete (Porto Amelia, 1968) cumple este año los 50. Sus años en el Celta, solo dos, parecen quedar lejos en el tiempo, sin embargo, los recuerda con cariño y con detalle porque, asegura, se sintió como en casa. Superados los problemas económicos que le convirtieron en noticia hace cuatro años forman parte de los momentos del pasado en los que prefiere no deterse mucho. Con sus temporadas celestes ocurre todo lo contrario.

-Verano de 1997 y Jorge Cadete es uno de los refuerzos del Celta. ¿Qué le hizo decidirse?

-Javier Irureta ya había querido llevarme anteriormente a la Real Sociedad y como había roto mi contrato con el Celtic de Glasgow, llamó a mi agente, hablamos para ver lo que podíamos hacer y alcanzamos un acuerdo. Había algún jugador portugués que había jugado en el equipo y por eso tenía algo de conocimiento sobre el Celta, no me resultaba un club desconocido para nada.

-Estuvo en Vigo dos temporadas, la primera mucho mejor que la segunda.

-Sí, casi al final de la primera me lesioné la rodilla y ya nunca me recuperé al 100 %, siempre arrastraba algunas molestias. La temporada siguiente, mi segunda, con Víctor Fernández y la llegada de Penev, se volvió más difícil jugar. Fue entonces cuando surgió la oportunidad de que el Benfica comprara mi pase, hablamos con el Celta y les pareció una buena oportunidad de recuperar parte del dinero que habían invertido en mí.

-¿Cómo llevó esa etapa sin apenas contar antes de su marcha?

-Un jugador siempre quiere más minutos, no me quedaba satisfecho si no jugaba. Aunque todo futbolista debe estar igual de preparado para jugar que para estar en el banquillo o fuera de la convocatoria. Aun sabiendo eso, siempre nos enfadamos un poco (risas). En realidad, si un jugador no se enfada por no tener protagonismo, algo no funciona ahí, seguramente se acomodó y no tiene ganas de darlo todo en el campo. No me pasaba eso.

-¿Cuál es su mejor recuerdo de la etapa que vivió en el Celta?

La afición, por encima de todo. Me sentí tratado de una manera muy especial desde el primer día al último. Llevo al celtismo en mi corazón y en mis recuerdos siempre.

-¿Y algún partido o momento que le quedara grabado?

-El debut con gol en el Vicente Calderón fue muy especial, era mi primer gol con la camiseta del Celta en el partido en el que me estrenaba. También el gol que marqué en el Camp Nou frente al Barcelona fue otro momento de los que no olvidas nunca y el primero que marqué en casa, ante el Salamanca con el estadio de Balaídos lleno, ese fue un tanto fantástico.

-Aquella temporada se clasificaron para Europa por segunda vez en la historia del Celta.

-Después de veintitantos años que el club no lo conseguía, yo lo vi como un premio muy grande para el Celta, para nosotros, pero sobre todo para la afición. Ningún club consigue ese tipo de logros, o simplemente buenos resultados si no tiene el apoyo de una afición que mime a sus jugadores. Nosotros contábamos con eso y yo lo notaba y lo agradecía mucho.

No disponible

-Dispuso también de algunos minutos en UEFA frente a Arges Pitesti y Aston Villa.

-Sí, no pude tener mucho protagonismo, pero son partidos que quedaron para la historia del Celta y me hace feliz que de alguna manera mi nombre también esté ahí.

-¿Sigue al Celta actualmente?

-Sí, como mínimo estoy pendiente de los resultados y también lo veo cuando tengo ocasión. Intercambio mensajes con Patxi Salinas, con el que me ha quedado una gran amistad. Era el capitán y cuando llegué a Vigo me recibió como si yo llevara años allí también. Cuando vienes de otro país y te acogen así, te queda grabado. Hay un componente sentimental importante que siempre me va a unir al Celta.

-Da la impresión por sus palabras de que es un club que le marcó pese a estar solo dos temporadas. ¿Es así?

-Completamente. Es un club en el que me han tratado con mucho cariño y para mí es imposible olvidar a las personas que me encontré allí y a la afición que tanto me arropó. Dese el principio me sentí como en casa, por eso la adaptación fue rápida y viví una buena primera temporada hasta que llegó el contratiempo de la lesión.

-¿Cómo era compartir vestuario con jugadores del nivel de los que conformaban la plantilla de aquel Celta?

-A Mostovoi lo conocía de enfrentarme a él cuando yo estaba en el Sporting de Lisboa y él en el Benfica, sabía de la calidad que tenía y el enorme jugador que era. Lo mismo con Mazinho, que era campeón del mundo, con Karpin, que era un jugador muy conocido, o también Dutruel o Revivo entre otros muchos. Las cosas son fáciles cuando tienes un vestuario con una calidad tan alta, pero no solo talento futbolístico, también como personas.

-¿Regresó en alguna ocasión a Balaídos?

-La última vez fue con el Benfica en el famoso 7-0. No estuve ni en el banquillo, me quedé fuera de los convocados, pero estuve allí y fue gratificante cómo me recibió la gente. Me encantaría volver pronto a ver un partido en Balaídos y recordar viejos tiempos, es algo que entra en mis planes hacer en cuanto pueda.

-Actualmente sigue ligado al fútbol. ¿En qué consiste el proyecto al que se dedica ahora?

-Doy clases de fútbol en un colegio islámico en Porugal que se llama International School of Palmela. Este año hemos hecho un equipo de competición de niños y soy feliz de continuar ligado a lo que más me gusta. Me encanta entrenar a niños y es la mrjo manera de transmitirles todo lo que has ido aprendiendo durante tu carrera. Los jugadores que han pasado por equipos top normalmente solo piensan en entrenar un escalón más arriba, en primeros equipos importantes, pero no hay que olvidar que donde todo empieza es en los niños. Para mí este es un trabajo muy gratificante.

-Hace unos años trascendió que pasaba por un momento económico muy delicado. ¿Ya ha quedado atrás todo aquel episodio?

-Afortunadamente, sí.  Yo di una entrevista contando lo que me pasaba -llegó a sobrevivir con una ayuda que no alcanzaba los 200 euros mensuales- porque no había nada que esconder. Cuando una persona es luchadora nunca va a desistir ni a rendirse y sabe que un día las cosas van a mejorar, como así ocurrió. Puedo decir que siempre fui una persona honesta, correcta, conseguí darle la vuelta a la situación y aquello es parte del pasado. Ahora toca mirar al presente y al futuro, y lo hago con mucha ilusión.