Flechazo paraguayo con el Celta a los cuatro años

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

CEDIDA

El padre de un pequeño llama la atención de la afición a través de Twitter con la historia del celtismo de su hijo

25 may 2018 . Actualizado a las 04:14 h.

Fue amor a primera vista. Así es como define el paraguayo Héctor Doria la pasión que su hijo Facu, de seis años, siente por el Celta desde los cuatro. Un tuit suyo al respecto tuvo gran repercusión entre el celtismo en el día de ayer hasta el punto de que el propio club, mucho más dado a la interacción y a salirse del guion de un tiempo a esta parte, se hizo eco. «De haber sabido el alcance cuidaba más mis modales en el tuit», bromea el padre.

Para él -que reside con su familia en Buenos Aires desde hace algo más de un año- el puñado de caracteres en que contaba la anécdota del pequeño y el club vigués era «un tuit más». «Fui a retirarle de la escuela y la maestra me mandó llamar. Corriendo durante el recreo chocó con un compañerito, se llevó puesto el basurero y mordió los labios», relata a Grada de Río. Como no era la primera vez que pasaba, le puso un pequeño castigo: «Le dije que veríamos el juego del Cerro por la Libertadores. Irónicamente, detesta el fútbol salvo que juegue el Celta. Y en eso me dice: ‘Para qué vamos a verlo si siempre pierde. Así siguió hasta el comienzo. Y descargué mi frustración de padre en el tui», relata divertido.

La atracción de Facu por el Celta comenzó cuando un pariente le trajo «varias casacas al azar» de equipos de fútbol tras un viaje a Galicia, donde tienen unos tíos en Sarria, algo que nunca había llevado a la familia a tener ningún tipo de afición por el Celta. «Mi nene tenía cuatro años. Fue como amor a primera vista. No había forma de sacarle esa indumentaria. La usaba todos los días, como si estuviera destinada a llegar a él». Igual daba que fuera varias tallas más grande. Pasado el tiempo, sigue usándola «fiel al primer amor», dice Héctor.

Ahora Facu pide ver cada encuentro que televisan del Celta. «Su referencia es Aspas, escucha su nombre y para las orejas. Y antes Berizzo. Si escucha en un zaping Celta o alguno de esos nombres ya dice: ‘Papá, poné el Celta y lo vemos juntos'. Aún no tiene interés pleno de sentarse y ver el partido entero porque se aburre tanto tiempo, pero siempre quiere ponerlo», dice este aficionado del Cerro Porteño de su país natal. «Por si fuera poco su hermano pequeño jura ser fanático del Olimpia, nuestro acérrimo rival», revela.

El pequeño celtista suele llevar a día de hoy la elástica celeste al colegio cuando tiene educación física. «Los amiguitos suelen burlarse por no ser un equipo argentino. Sabrás la pasión con la cuál desde muy temprana viven el fútbol en Argentina», comenta. Pero él de momento no quiere oír hablar de otros equipos. «Le hace feliz ser del Celta», añade. Él tampoco quiere imponerle nada. «Me gustaría que pudiéramos compartir la pasión por los mismos colores, pero lo único que importa es que sea feliz y podamos acompañarle y apoyarle siempre en todo. No obstante, seguiré tratando de sobornar en que pueda hacerle también un lugarcito al club de mis amores», bromea.

Doria es seguidor de la Liga española, en especial del Barcelona desde la época de Ronaldo Nazario, pero ya empieza a sentir simpatía por el equipo vigués. «Tremendo campañón en la Europa League del año pasado. Y cómo olvidar aquel equipazo con Mostovoi, Makelele o el Cuervo López. De este lado del hemisferio es un equipo histórico y tradicional de la liga española». Ahora está encantado con su afición y la respuesta a través de Twitter. «¡Qué locura inimaginable, no me lo esperaba! La afición del Celta es muy cálida e igual de sufrida que la nuestra, lo cual genera de alguna forma simpatía», finaliza.