El capitán vive su novena temporada en el primer equipo
05 may 2018 . Actualizado a las 23:29 h.Corría el 29 de agosto del 2009 cuando Eusebio Sacristán decidió que era el momento de que un canterano nacido en Marín que entonces tenía 18 años debutara con el primer equipo. Aquel Celta militaba en Segunda y poco más de 7.000 espectadores presenciaron en una derrota frente al Numancia el estreno de un jugador que había llegado para quedarse. Junto con Iago Aspas -que no jugó aquel partido- y Sergio Álvarez -que en ese curso aún defendía la portería del filial-, es el único superviviente en el equipo.
«En casa me dicen que tenga los pies en el suelo, que no me descentre», comentaba humilde a La Voz un jugador que pasó directamente del juvenil al primer equipo, sin el filial entre medias. «Me dieron el 12 que quedaba libre, pero me gusta porque es el número de la afición», decía también sin saber aún que el dorsal por el que se le iba a recordar siempre en el club iba a ser diez números más bajo. Avisaba de que estaba dispuesto a «trabajar para llegar a donde se pueda».
Hugo Mallo fue partícipe de aquellos encuentros en familia en Balaídos. Le tocó también sufrir la promoción de ascenso fallida y luego el intento exitoso de volver a Primera. A partir de ahí, la milagrosa permanencia del 4 % y el crecimiento hasta el regreso a Europa, semifinales de Europa League incluidas. El capitán ha estado desde hace casi nueve años en todas las grandes citas del equipo vigués, casi siempre siendo protagonista incluso con algún gol para el recuerdo como el que anotó frente al Krasnodar o al Deportivo en el derbi de Balaídos de la pasada campaña. Precisamente será en un derbi donde alcance esta cifra redonda.
Los 300 partidos de Hugo Mallo con el Celta se dividen en 167 -con el de hoy- en Primera División, 87 en Segunda, 32 de Copa del Rey, doce de Europa League y dos más de la promoción de ascenso de la temporada 2010/2011.
