Una demanda pone en riesgo la ciudad deportiva del Celta en Mos

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

El Tribunal Superior estudia un recurso que pide anular el Plan Xeral porque establece dos líneas de frontera y regula parte de otros municipios

10 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Algo tan gallego como un conflicto de lindes puede poner en riesgo la ciudad deportiva que el Real Club Celta proyecta en el municipio de Mos. Para que el proyecto estrella del presidente Carlos Mouriño pueda salir adelante, el Concello limítrofe con Vigo debe aprobar una recalificación de más de 800.000 metros cuadrados. Pero el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia está estudiando si el plan urbanístico del Ayuntamiento, en el que se basa esa recalificación, es legal.

El asunto parte de una demanda que demuestra que el Plan Xeral de Ordenación Municipal de Mos, que se aprobó el año pasado, regula terrenos que están fuera de sus límites. Es decir, clasifica algunos suelos que oficialmente pertenecen a Vigo, Redondela, O Porriño, Ponteareas y Pazos de Borbén, y, por tanto, si en ellos se puede construir o no. El documento recoge dos fronteras: una es la que se ha utilizado tradicionalmente y tiene su base en las normas subsidiarias provinciales, que es la normativa urbanística que se usa desde los años 90 en los municipios sin Plan Xeral; la otra es la oficial, la del Instituto Geográfico Nacional (IGN).

Pocas veces coinciden ambas líneas. En algunas ocasiones es por un puñado de metros, pero en otras hay una diferencia de decenas de miles de metros cuadrados. Sin embargo, el Plan Xeral de Mos clasifica todos los suelos, incluso aquellos que quedan fuera de los límites que establece el Instituto Geográfico Nacional. En algunas ocasiones regula si se puede construir viviendas o no en un territorio que, por ejemplo, está en O Porriño. Tanto el IGN como la Xunta han dejado claro que los límites oficiales son los que establece ese organismo estatal.

Inicialmente, el plan de Mos incluía el primer límite, el de las normas subsidiarias. Durante la tramitación del documento, el IGN advirtió al Concello de que la frontera debía ser la otra. Lo que hizo el Ayuntamiento fue incluir en el plan los dos límites, pero dejar claro que el oficial es el del IGN. Según el asesor jurídico de Mos, Víctor Rodríguez, la Xunta obligó al municipio a mantener ambas líneas. «No hay antecedentes de tener dos líneas y clasificar el suelo que está en medio», reconoce. De hecho, el recurso contencioso-administrativo se dirige contra la orden de la Xunta que aprueba el plan.

El conflicto limítrofe en Mos

La Voz

El problema para el demandante es que esa modificación se hizo sin someter el documento a información pública y, por tanto, sin darle la oportunidad de presentar alegaciones, ya que el cambio le afectaba directamente. Por ello, la demanda, a cuyo contenido ha tenido acceso La Voz, pide al juez que anule la totalidad del plan. Y aquí es donde entra el Celta, porque si el plan urbanístico se declara ilegal en su conjunto, quedaría en el aire el proyecto de la ciudad deportiva. Pero eso no va a ocurrir, según la alcaldesa, Nidia Arévalo.

La regidora dice que en ningún caso se anulará el plan. «Como mucho tendremos que renunciar a unos metros en la zona del Rebullón, donde está el empresario, que además quiere estar en Mos y no en Vigo, como dice el IGN. Hemos analizado la cuestión con la secretaria y los servicios jurídicos y todos tenemos claro que esto no tiene recorrido», dice Arévalo, del PP, que ya ha firmado un convenio con Carlos Mouriño para cooperar en la recalificación de los terrenos y que cree que ahora al PXOM le aparecen enemigos porque Abel Caballero le ha puesto la proa.

Pero la demanda reclama expresamente la anulación del conjunto del Plan Xeral. «Por poder, se puede pedir lo que se quiera», razona Arévalo, «pero eso no significa que le vayan a dar la razón». La mandataria dice que «siempre se pide la nulidad de todo el plan».

El Ayuntamiento de Mos ya se ha movilizado para llegar a un acuerdo sobre los límites de los municipios y así frenar cualquier conflicto. «Esto hay que tratarlo desde un punto de vista administrativo, no judicial, y abordar los deslindes», dice la secretaria municipal, Ángeles García. Claro que el contexto político lo hace complicado, porque Caballero y Mouriño mantienen un fuerte conflicto político por el terreno de la ciudad deportiva, que no se hará en Vigo, sino en Mos.

El Celta quiere construir un centro comercial de 120.000 metros cuadrados, un estadio para el Celta B para once mil personas y varios campos deportivos. Carlos Mouriño acudió a Mos precisamente para huir de la inseguridad jurídica de Vigo cuando en el 2015 la Justicia anuló el PXOM del 2008, y porque el Concello llevaba años mareando la perdiz sin ofrecer una ubicación para la ciudad deportiva. En Mos puede haberse topado con el mismo problema del que huía.