Choque frontal de trenes en paralelo

GRADA DE RÍO

Abel Caballero y Carlos Mouriño
Abel Caballero y Carlos Mouriño M.MORALEJO

Celta y Concello dibujan realidades antagónicas con la superficie comercial como clave de la discordia

28 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El choque de trenes entre Carlos Mouriño y Abel Caballero no cambia ningún escenario. El Celta prosigue en su idea de hacer realidad el proyecto de Mos, con ciudad deportiva y área comercial incluida pese a la posición contraria del Concello de Vigo. Este considera que tendría que asumir un coste económico sin retorno, apuntando como principal desembolso nueve millones para el abastecimiento de agua, alertando de los problemas de tráfico y considerando que la superficie comercial tendría un impacto negativo para la economía viguesa, con la viabilidad del complejo de Porto Cabral en el punto de mira. Por contra, el gobierno de la urbe sigue adelante con la reforma de Balaídos aunque Mouriño dejase el suspenso el acuerdo para una nueva concesión, con bajos comerciales incluidos, por 50 años a cambio de 886.000 euros por curso.

¿En qué punto está la ciudad deportiva?

La primera fase de la ciudad deportiva de Mos está en marcha. El Celta cerró el acuerdo con la Comunidad de Montes de Pereiras para la adquisición, en régimen de alquiler por 30 años y con opción de compra en régimen de expropiación pactada, de 140.000 metros cuadrados e invitó a cuatro despachos de arquitectura a presentar en un plazo de dos meses su anteproyecto para nueva ciudad deportiva (plazo que expira este mes). La idea del club es construir los dos primeros campos de entrenamiento (para el primer equipo y el filial) este mismo año, comenzando las obras en el verano.

¿Cómo está la reforma de Balaídos?

Con la obra de la grada de Río en su parte final (la última previsión de Abel Caballero es que estuviese finalizada en el mes de marzo), el siguiente paso debe ser el proyecto técnico paras los dos fondos (Gol y Marcador), así como el parque subterráneo. El Colegio de Arquitectos de Galicia había presentado un recurso ante el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales al considerar que el pliego fijaba unas condiciones económicas y técnicas arbitrarias para los aspirantes. Sin embargo un informe del Concello tiró abajo la impugnación. El coste para los dos graderíos se estima en 21 millones y 15 para el aparcamiento.

¿Corre peligro alguno de los dos proyectos?

En principio no. El Celta, por boca de su presidente, Carlos Mouriño, sostiene que la ciudad deportiva de Mos se «hará, pese a quien el pese», argumentando que no necesitan ni el agua, ni el transporte, ni el abastecimiento de Vigo. El Concello también parece decidido a acabar la obra de Balaídos aunque el Celta haya dejando en suspenso el acuerdo para firmar un nuevo convenio de colaboración por medio siglo a razón de 886.764,25 euros por año en concepto de alquiler.

¿Qué alega el Concello de Vigo para oponerse a la ciudad deportiva?

Lo primero, que tendría un coste económico para el Concello de Vigo del que no se beneficiaría. En concreto, en el informe de objeciones presentado por la institución local viguesa a la Modificación Puntual del PXOM de Mos habla de «una previsión conservadora sitúa la inversión necesaria en 9 millones de euros», solo para llevar el agua hasta el área que pretende levantar el Celta en Mos, ya que sería «necesario ampliar, reforzar y mejorar la línea de abastecimiento», construyendo un nuevo depósito en Cotogrande. Además, también detecta problemas en la red viaria, en concreto en el nudo de Puxeiros que para Praza do Rei «atópase ao límite de capacidade nas horas punta», estimando en más de 100.000 vehículos los que transitan cada día, apuntando como solución óptima «dispoñer dos enlaces da AP-9». En materia de transporte público se considera que se invaden las competencias de otra administración «xa que propón a reestruturación e ampliación dunhas liñas de transporte urbano do Concello de Vigo». Además, los cambios urbanísticos en Mos son inviables a juicio de los técnicos municipales vigueses.

¿Qué dice el Celta con respecto a Mos y Balaídos?

Mouriño aseguró en su última comparecencia que no le piden ni un euro a Vigo y que no necesitan de las infraesctuturas de la urbe. En el estudio del Celta se contempla un desembolso de 26,9 millones para accesos, con la construcción de una avenida que lleve a la ciudad deportiva y dos glorietas y ampliar la red de abastecimiento de agua en la presa de Os Valos, en Mos. El montante de todos los servicios rondaría los 40 millones, que asumiría el Celta. Con respecto a Balaídos, cuando parecía que el club pasaba a ser parte activa en la reforma después de mantenerse al margen, el nuevo escenario indica que se desentiende y que por el momento adopta el papel de inquilino sin voz ni voto.

¿Tiene incidencia el centro comercial sobre superficies como Porto Cabral?

Levantar un centro comercial en Mos parece el caballo de batalla del contencioso. El Concello de Vigo parte de la base de que la modificación del plan no se ajusta a derecho al realizar un cambio sobre suelo rústico especialmente protegido a urbanizable. Y en esta recalificación juega un papel fundamental el área comercial. Vigo tilda la propuesta de Mouriño de «actividade lucrativa» y apunta que afecta directamente a los intereses económicos del municipio, tanto para el comercio minorista como para las superficies comerciales. En este punto el Concello asume que levantar una gran superficie en Mos chocaría con una superficie comercial en Porto Cabral, ya que se trata de dos zonas geográficas muy próximas. Por contra, el Celta considera la zona comercial una pata clave del proyecto, primero para la financiación de la obra y también como parte del músculo financiero y patrimonial que Carlos Mouriño pretende para el Celta.

¿Por qué Caballero no salta a la palestra tras las acusaciones de Mouriño?

En el largo contencioso con el Celta, la táctica del alcalde ?que nunca ha atacado al presidente? es mantenerse en silencio y reiterar que él es quien marca los tiempos. Lo hizo la temporada pasada posponiendo hasta el infinito dar su punto de vista tras la campaña de Mouriño y parece repetir ahora la táctica, dejando el primer plano para su edil de Urbanismo. Mouriño, en el mismo sentido, ha dado un cambio radical. Pasó de guardar las formas durante muchos años a mantener un pulso público con el regidor.