Locura por Roi, Cepeda... y las bufandas

X.R.C / L.G.C / M.V.F

GRADA DE RÍO

Xoán Carlos Gil

Los conciertos y la visita de la primera plantilla marcaron el punto álgido de la fiesta conmemorativa

18 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«¡Está todo Dios aquí!». No tenía mucho de exagerado la afirmación de Javier Veiga al saltar al escenario del acto central de la inauguración de la sede para ejercer de maestro de ceremonias. Cientos de vigueses salieron ayer a la calle, respondiendo de forma masiva a la llamada del club vigués. Ya fuera por ver a los jugadores, por el tirón de algunos de los artistas invitados, simplemente por curiosear o por hacerse con una de las bufandas conmemorativas, gente de todas las edades se echó a la calle.

La tarde comenzaba con animación, con algunos de los grupos que ya habían teñido de celeste el centro de la ciudad ?llegando hasta el Casco Vello? por la mañana. Eran horas de que muchos curiosos se acercaran a preguntar si ya se podía acceder a la sede o desde cuándo se podría entrar. A la espera de las jornadas abiertas (desde hoy), la tarde fue para la música y las bufandas, con permiso de la concentración celtista donde sonaron los temas más emblemáticos.

Antes de que llegara ese momento, el inicio de Príncipe se convirtió en un hervidero de gente que ansiaba una de las bufandas. Tal era la aglomeración, que algún renacuajo se colaba a gatas por debajo de las piernas del resto para tratar de hacerse con una. Otros directamente desistían: «¡Vámonos, que ya te compraré una de Iago Aspas!», trataba de disuadir un padre a su pequeño. Al final, a juzgar por la cantidad de personas que las lucían al cuello, hubo para todos.

Antes de que sonara la música, con Budiño abriendo el fuego, Veiga se ganó a los presentes con una alusión velada al eterno rival: «Estamos aquí para inaugurar a sede do mellor equipo de Galicia, o mellor equipo de Primeira... O ano que vén, igual o único», soltó ante el aplauso generalizado. «Desde mañá podedes entrar e tocala. ¡Pero non levedes nada», añadía.

Llegaría luego el momento de presentar uno a uno a los jugadores del primer equipo, de traje, pero también con las bufandas convertidas en el uniforme de la tarde. Les invitó el anfitrión a hacer la ola y a gritar el «vémonos na sede». Luego fue el turno de que Mouriño dirigiera unas palabras a los presentes antes de dar paso a las actuaciones.

Los triunfitos Roi y Cepeda, acompañados por sorpresa por la otra gallega de la edición, Miriam, desataron la locura y quedó patente que no eran pocos los que estaban allí principalmente para verles. Aun así, todos, desde Budiño a Miguel Costas pasando por Wöyza y el freestyler Alejandro Portilla, arrancaron el aplauso de Vigo.

«Con este cachondeo, mañá non gañamos», exclamaba un aficionado. Otro le respondía: «Os xogadores nada de concertos, que marchen á casa». Muchos celtistas sí se quedaron hasta el final, pero sabiendo que hoy les espera otra cita clave y esperando que también acabe en fiesta.