El Celta escapa de su laberinto

GRADA DE RÍO

Óscar Vázquez

Lo mejor del choque fue la remontada, que salvó a un equipo que ha perdido el carisma

06 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta remontó. Esa fue la mejor noticia. Casi la única buena. Porque los célticos, con aspiraciones europeas, se las vieron y se las desearon para superar a un equipo en descenso que, sin hacer grandes cosas, amagó con puntuar en Balaídos. Al equipo de Juan Carlos Unzué le falta carisma. Le falta identidad y practicar un fútbol reconocible. Es como si en el tránsito del Totismo a los predicamentos del navarro se hubiese dejado la claridad de ideas y también ese punto de coraje, ambición y desparpajo de la etapa anterior.

Frente al Las Palmas se vio a un equipo ramplón que solo en la segunda mitad supo aprovechar los metros que le concedía el rival. Porque al contrario que en Getafe o Girona, los insulares no plantearon una presión asfixiantes ni se cerraban en banda. Fue un rival asequible al que los vigueses tardaron en descoser.

El Celta, en plena carrera por Europa, se ha encontrado con dos problemas. Por una parte está el bajón natural a lo largo del curso de su estrella, Aspas, que se desfonda además en zonas de no peligro. Por la otra, están las dudas futbolísticas. El equipo no juega de memoria. Le sobra horizontalidad y le falta verticalidad, y aunque los números dicen que es al contragolpe cuando obtienen sus mejores réditos, prefiere posesiones eternas.

A mayores, en partidos como el de ayer se enfrenta a dilemas en la medular. Sin Wass, el grupo regresó al planteamiento de defender en un 4-4-2 y atacar 4-3-3. El meollo, en ambos casos, estaba en un centro del campo un punto desquiciante. Porque tan solo Lobotka parecía estar anclado a su posición. El Tucu, Radoja y Mor, este en menor medida, alternaban sus posiciones constantemente. Una anarquía posiblemente meditada, pero que no acabó de funcionar. La entrada de Brais, un interior nato, fue lo que desequilibró la balanza, ya que ni Hernández ni Radoja sacan su mejor versión en los costados. A veces, lo natural es lo que funciona. Sin inventos. Con coraje.