La involución sacude al Celta

X.R. Castro VIGO

GRADA DE RÍO

Los vigueses planos, previsibles y carentes de imaginación sucumben ante un Villarreal pragmático

17 dic 2017 . Actualizado a las 19:36 h.

El Celta vuelve al punto de partida de la temporada. A las dudas, a un fútbol plano, carente de ritmo, previsible y sin margen alguno para la sorpresa, y con contadas llegadas al área rival. Seguro que los vigueses echaron de menos a Iago Aspas, cada vez más determinante, pero ninguno de los que optaron a sustituirle por un día se ganaron la credibilidad. Emre Mor sigue perdido y sin entender el juego, Guidetti apenas se dejó ver, Pione Sisto ya no engaña y Maxi Gómez ha perdido la pólvora. Demasiados imponderables para hacer frente a un Villarreal que sigue sin abandonar la trinchera del pragmatismo pese a la llegada de Calleja. Dos disparos, un gol y un muro. Con eso ganó en Balaídos en una tarde sin fútbol. La última del año.

 

La confusión reinó en el Celta desde la pizarra. Unzué quiso mantener la idea de Barcelona con el 4-4-2 en la fase defensiva y apostó por Brais Méndez en la derecha y Wass como lateral. El de Mos, con un papel como el de Iago en los primeros tiempos, defendiendo en banda y entrando por dentro. Y el chaval corrió la indecible, pero apenas pudo generar fútbol en un equipo plano, sin ritmo y sin continuidad.

Porque el Celta tuvo el balón, pero entre la presión del Villarreal y la lentitud en sus movimientos, la capacidad de sorpresa quedó reducida a la nada. Los vigueses solo fueron capaces de poner a prueba a Asenjo en un par de ocasiones con un disparo de Jozabed desde la frontal y un remate a bocajarro de Maxi Gómez.

El Villarreal, con el mismo ratio, hizo diana a la segunda. Primero Rubén demostró su buen momento sacando una mano prodigiosa a tiro de Trigueros y a continuación Fornals culminó en gol un centro de Bacca tras marcharse de Wass, que fue el más incisivo por la derecha, ya que Pione Sisto tuvo un día gris.

Unzué tampoco lo debió ver muy claro cuando en el descanso metió en el campo a Emre Mor sacrificando a Brais Méndez. El turcodanés se ubicó en la misma derecha pero el apartado táctico sigue siendo su asignatura pendiente. Con calidad para regalar, estuvo perdido en el campo, obcecado con el uno contra uno y con contadas pinceladas de su calidad. Con él en el campo no cambió el panorama y lo único que se vio fue un disparo de Bacca al que respondió Rubén y dos tiros desviados de Pione Sisto y Jozabed.

A falta de 20 minutos, y ante semejante panorama, el entrenador navarro del Celta buscó soluciones con Radoja y Guidetti en el campo, dejando tres defensas y llenando el verde de gente ofensiva. En esta idea, brilló más que nunca Lobotka (el mejor del partido), porque el eslovaco se dedicó a saltar líneas con el don de la conducción. Pero su empuje no sirvió para derribar el muro del submarino amarillo. Un disparo al palo de Jonny y un remate al limbo en posición inmejorable de Sergi en la última jugada fue todo el botín de un Celta espeso y previsible, que vuelve a quedarse descolgado del tren de Europa y que afrontará el derbi con la urgencia de poner fin a tres jornadas sin ganar. Si el Tourmalet comenzó con buen fútbol y esperanza, aunque sin réditos, la pájara de ayer fue de las que hacen época. No llegó ni a la primera rampa. Quizás proque le faltó el liderazgo de Iago Aspas y Hugo Mallo sobre el campo.

Rubén Blanco; Wass, Cabral, Sergi Gómez, Jonny; Lobotka, Hernández, Jozabed (Radoja, min.72); Brais Méndez (Emre Mor, min.46), Pione Sisto (Guidetti, min.72) y Maxi.

Asenjo; Mario, Álvaro, Víctor Ruiz, Jaume Costa; Castillejo (Cheryshev, min.68), Rodri, Trigueros, Soriano (Ramiro, min.76); Fornals y Bacca.

Gol: 0-1, min 34: Fornals.

Árbitro: Estrada Fernández (colegio catalán). Amonestó a Jonny por parte del Celta, y a Fornals, Jaume Costa y Trigueros por parte del Villarreal.

Incidencias: Estadio de Balaídos con unos 18.000 espectadores en las gradas.