Vértigo celeste tras el minuto 80

GRADA DE RÍO

El Celta ha concedido seis goles en los tramos finales y no ha marcado ninguno

26 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta no sabe lo que son los finales de partido plácidos. Ante el Leganés, tras desperdiciar un buen puñado de llegadas y ocasiones, acabó pidiendo la hora y con el corazón apretado. El equipo de Juan Carlos Unzué se enfrenta a un muro cada vez que el cronómetro alcanza el minuto 80, y en lo que va de campeonato ya ha permitido que se le escapen un buen puñado de puntos en esos tramos finales. El propio capitán celeste, Hugo Mallo, daba un tirón de orejas al grupo tras la contienda del viernes. «Es demasiado sufrimiento y un poco innecesario teniendo las oportunidades que hemos tenido, o, por lo menos, las llegadas claras, que a mí desde atrás me parece».

Se da la circunstancia de que los vigueses son capaces de acabar las contiendas visitando con frecuencia el área rival, pero el rendimiento que obtienen con esas llegadas y tiros es nulo, mientras que los contrarios exprimen cada aproximación al territorio de Rubén Blanco y Sergio Álvarez. Los celestes contabilizan hasta la fecha 29 tiros a portería en los diez últimos minutos de sus encuentros ?más las correspondientes prolongaciones? pero no han conseguido marcar ningún tanto en ese tramo. Por contra, han concedido 26 tiros que han llevado de la mano 6 goles encajados. Un dato que hace que cada vez que llega el final de un partido salten las alarmas.

Tres disparos, dos de ellos a portería y que parecían solo para empujar, son el ejemplo más reciente del vértigo que le entra a los celestes en la última fase de las contiendas. Ante el Leganés desperdició tres disparos que se sumen a una larga lista. En total, los vigueses han probado fortuna en 29 disparos y 13 de ellos se encaminaron a portería sin que ninguno se convirtiese en gol. Los casos más sangrantes fueron los partidos contra el Atlético de Madrid ?5 disparos, dos de ellos a portería? y el del Sevilla ?cuatro tiros, dos entre los tres palos?. Ninguno vio portería a pesar de ser ocasiones claras.

Esa falta de eficacia céltica en las postrimerías de los encuentros es el contrapunto al acierto de sus rivales, que se suma a las habituales concesiones celestes en una especie de caldo perfecto. Hasta en cinco ocasiones los de Unzué han recibido goles cuando el cronómetro pintaba los últimos diez minutos de partido. En total, en los tramos finales han sido víctimas de 16 disparos de los que 14 vieron portería y seis ?uno de penalti? acabaron en gol. La lacra se remonta ya a la primera jornada de Liga con William José firmando la remontada para la Real Sociedad en el 87 ?tras haber encajado el empate en el 79?, continuó con la igualada de Ángel Rodríguez para el Getafe en el 86 y la de Juampe en el 85 ante el Girona.

Más sangrante incluso, aunque sin coste de puntos, fue lo sucedido en Las Palmas, donde los célticos permitieron que su rival marcase dos goles por la vía rápida en pleno descuento. Vitolo anotó en el 90 y Remy en el 93. El tanto de Recio en el 82, de penalti, dio el triunfo al Málaga y supone hasta ahora el último revés encajado por los célticos en los tramos definitivos. Porque ante el Leganés la sangre no llegó al río.

La efectividad viguesa se incrementa a domicilio

El Celta ha demostrado un mayor índice de efectividad como visitante que como local. El equipo vigués ha conseguido marcar 13 goles en su media docena de partidos a domicilio, mientras que ante su afición solo ha celebrado 11. Pero más allá de los números redondos, los datos porcentuales hablan mejor de los célticos lejos de su estadio.

El equipo de Unzué necesita en Balaídos un promedio de 3,7 disparos a portería para conquistar un gol, mientras que cuando ejerce de visitante le llega una media de 1,6 disparos entre los tres palos del rival. Las goleadas sobre el Las Palmas, con los vigueses viendo portería hasta en cinco ocasiones, y los cuatro tantos firmados en Ipurúa tienen mucho que decir en la estadística. Sin embargo, en el cómputo de llegadas es en Balaídos donde más se prodigan los celestes.

En los siete partidos que los de Unzué llevan en casa, han ejecutado 104 disparos (tiros a puerta, fuera, blocados y a la madera) de los que 41 han ido dirigidos a portería. En la media docena de ocasiones que han jugado fuera de Vigo la producción de tiros se ha reducido 63, con 22 dirigiéndose a meta. La diferencia radica en que en casa el Celta ha traducido esas cifras en solo 11 goles, frente a los 13 que protagoniza como visitante. Mientras en el municipal vigués solo uno de cada 9,4 disparos se convierte en gol, lejos del remozado y polémico estadio vigués la media se rebaja a los 4,8.

Especialmente significativo es el cambio que en las últimas contiendas ha dado el equipo. Frente al Sevilla los de Unzué probaron fortuna con 11 tiros, cinco dirigidos directamente a la portería del Nervión, y solo uno entró. Contra el Leganés la producción ofensiva fue también elevada con 14 disparos, la mitad a portería, pero el gol solo llegó desde los once metros.