Una pizarra maleable, siete tiros a puerta y un gol de penalti

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vazquez

Unzué introdujo matices en el esquema táctico, jugó sin extremo derecho y acabó con toda la artillería

25 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tres puntos, un buen puñado de ocasiones de gol, puntas de velocidad, fogonazos de fútbol bien cosido y vibrante, pero un problema a la hora de cerrar el partido y de aprovechar las oportunidades generadas. La radiografía del triunfo por la mínima sobre el Leganés mostró a un Celta que se crece por momentos, pero que en determinados instantes peca de inocente, de falto de puntería, a pesar de estar de vuelta en el mundo del fútbol.

la pizarra

Pocas costuras

El nivel futbolístico del Celta es proporcional al rendimiento de su centro del campo, y ayer la medular celeste estuvo a una altura notable. Unzué matizó de nuevo la pizarra de partida, arrancó con Lobotka -infatigable y en crecimiento- y Wass inspirando un doble pivote, pero fue modificando los protagonistas, como si rotasen, haciendo entrar también en la rueda a Jozabed, que por momentos funcionó de segunda ancla, dejando al danés ampliar sus fronteras y pasearse por donde le venía en gana. Porque el sistema de juego fue muy maleable y en el primer acto no quedaba muy claro si respondía a las instrucciones del entrenador o a un lío táctico en el que nadie estaba dispuesto a jugar encorsetado.

el matiz

Sin extremo derecho

Decir quién ejerció de extremo derecho ante el Leganés no es tarea sencilla. Porque en el entramado táctico orquestado por Unzué, Aspas y Maxi Gómez compartían ataque, aunque el moañés siendo fiel a su movilidad, y Pione ejercía por el costado zurdo, su entorno natural. Durante el primer acto, por momentos Wass se apuntó a presentarse en una banda que no le es ajena, pero la mayor parte del tiempo fue Hugo Mallo, la perfecta definición del lateral de largo recorrido, el que se encargó de ocupar todo el carril diestro con el esfuerzo que conlleva. De ahí que el de Marín, que esta vez no doblaba con Aspas, se encargase de centrar un buen puñado de balones en la primera mitad.

el ataque

Sin matar los partidos

La defensa celeste, tantas veces señalada, cumplió su misión, no se permitió ningún error de bulto y dejó la portería a cero. Esta vez fue el ataque el que quedó señalado porque el gol del triunfo llegó desde los once metros y ni jugando con toda la artillería el Celta fue capaz de encontrar el segundo tanto a pesar de disponer de catorce tiros, de los que siete fueron a portería. Aspas, Maxi, Sisto, Guidetti y unos minutos de Mor, todos internacionales, no fueron capaces de rematar un balón a gol. Malos entendidos, pésimas decisiones, tiros desviados, desaprovechamiento de las rachas de velocidad...

el manchón

Los sustos del rival

Aun ganando desde la media hora, teniendo la posesión y paseándose por el área de Cuéllar casi toda la contienda, el Leganés tuvo dos ocasiones clarísimas para empatar. Licencias colectivas fruto de despistes o de relajación que apretaron el corazón de Balaídos. La suma de Celta y últimos minutos sigue bajo el foco.