Se consolida el viraje hacia el 4-4-2

X. R. C.

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

El matiz táctico libera a Iago Aspas y deja el carril a Wass, que ya ejercía en banda en la fase defensiva

20 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Si frente al Athletic de Bilbao se pudo apreciar de un modo nítido el ajuste hacia el 4-4-2, en Sevilla quedó confirmado del todo. El gran beneficiado de este ajuste es Iago Aspas, que ya puede abandonar con más libertad la banda derecha para jugar más cerca de Maxi Gómez, ya sea como nueve o flotando en el balcón del área.

El 4-3-3 parecía dogma de fe para Unzué, por la filosofía Barça y por su idea de juego. Y la apuesta permaneció inalterable durante las diez primeras jornadas, aunque desde el principio en la fase ofensiva el conjunto vigués se posicionaba con un 4-4-2.

El giro comenzó a tomar forma definitiva cuando el técnico navarro decidió apostar por un ajuste que comenzó a verse ante el Athletic de Bilbao en el último partido en casa cuando Iago se caída al pasillo central, casi a la par que Maxi Gómez, algo que el entrenador del Celta explicó como una idea puntual para atacar a los centrales del equipo rival. «Desde un 4-4-2 sin balón intentar saltarles con Maxi y Iago a sus centrales para incomodarles el golpeo directo y que no lo hicieran con garantías», dijo dos semanas atrás.

Pero la idea le debió convencer porque apostó por reeditarla para incordiar a Geis y Leglet, con un equipo vigués plantado desde el saque inicial en ese nuevo planteamiento de juego formando una idea con Lobotka y el Tucu Hernández actuando por dentro y en donde Daniel Wass tiene que caerse más a banda para actuar casi como un carrilero, un espacio que ya ocupaba antes a nivel defensivo para taparle la espalda a Iago Aspas. En el caso de Pione Sisto el cambio no le afecta tanto ya que el danés sigue ejerciendo por encima de todo de extremo izquierdo aunque en el Pizjuán se le vio cambiado de banda durante algún tiempo.

La mayor diferencia aparece para los dos delanteros, ya que la tendencia natural de Iago Aspas de viajar al centro se ha visto reforzada con su posición. Ahora juega más cerca de Maxi Gómez, que sigue ejerciendo de delantero de referencia con el moañés dejándose ver en todo el frente de ataque.

Y aunque la apuesta no dio réditos en Sevilla, el Celta creó más oportunidades que en la contundente victoria ante el Athletic, por eso todo indica que la idea se mantendrá ante el Leganés.

La cintura táctica y la idea de acumular delanteros

No puede acusarse a Juan Carlos Unzué de inmovilista. Desde que comenzó la liga se ha mostrado permeable con los dibujos. Desde apostar por dos diferentes para atacar y defender, hasta apuntarse a la idea del fútbol total sacando a todo su arsenal en los partidos con el Atlético de Madrid y el Sevilla.

Sin embargo, en estas dos contiendas hay un matiz importante en esa reunión de delanteros a campo abierto. Si ante los colchoneros el entrenador navarro se sacó de la manga un 3-2-5 (con dos delanteros natos, dos hombres de banda y un media punta), frente a la tropa de Berizzo mantuvo inalterable el dibujo, entregando la banda a un jugador como Brais Méndez y desconectando el equipo, que ya no fue capaz de acumular el número de ocasiones que había generado durante el primer tramo del segundo tiempo. Además, prescindió de Pione Sisto, cansado pero siempre con capacidad para dar un pase definitivo.

En los cambios llama la atención el papel testimonial que están adoptando dos jugadores. Hjulsager continúa con sus 14 minutos en Liga desde el 18 de septiembre (día de la visita al Espanyol) y Jozabed ha ido desapareciendo del mapa cuando comenzó de titular y nadie dudaba que terminaría siendo un jugador importante dentro del sistema de Unzué.

Los dos podrían encajar en la nueva idea. El danés es un jugador de ataque en banda, pero también de recorrido si tiene que ocuparse de todo el carril, y el sevillano fue fichado por su último pase, algo de lo que puede ejercer desde el 4-4-2 partiendo de la media punta para asociarse con los delanteros.