El mito de Ipurúa examina el método

La Voz VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

Unzué pone a prueba su sistema de juego en un feudo complicado y con el Celta con muchas dudas

24 sep 2017 . Actualizado a las 17:15 h.

Nueva reválida para el método Unzué. En este caso en un campo como Ipurúa que alimenta su propio mito. Las dimensiones del estadio armero no se salen del guion, pero la sensación que transmite es otra. Parece un recinto pequeño y sin espacios. En parte, porque el Eibar, cada vez más asentado en Primera y con un proyecto más sólido, empuja con todo y se come cada metro de verde a golpe de intensidad.

En este escenario está por ver si Unzué mantiene la apuesta del 4-3-3 en fase ofensiva y sobre todo la premisa de salir jugando el balón desde el portero, lo que a priori parece un punto arriesgado. Como de costumbre, el discurso del técnico no aporta letra pequeña. No confirmó el navarro si cambiará de sistema y si matizará su idea de juego. Solo que habrá cambios según la hoja de ruta que estaba preestablecida para esta semana de tres partidos de la que el Celta, y el propio técnico, puede salir tocado si no da un golpe sobre la mesa en territorio vizcaíno.

Daniel Wass debe ser una de las novedades en el centro del campo después de no ser de la partida ante el Getafe. En el trivote, en donde cuestionar la continuidad del Tucu Hernández suena a sacrilegio, también puede tener cabida Lobotka, que aporta trabajo ante un doble pivote sólido como el formado por Dani García y Jordán secundando a un frente de tres media puntas cargadas de calidad e intención.

Como siempre, la gran duda estriba en el centro de la defensa, la zona más inconsistente del equipo en las cinco jornadas precedentes después de encajar gol en cuatro partidos. Si el rival y el escenario requieren músculo y contundencia, esas son las cualidades de Cabral y Roncaglia, que todavía no han coincidido juntos sobre el verde desde que arrancó la temporada. Hoy podrían ser los elegidos. En ataque, aunque Guidetti ya tiene el alta no será titular, y el tridente habitual jugará su tercer partido en seis días.

 

Como le sucedió ante el Getafe, los vigueses han tenido dos días menos de descanso que su rival, ya que el Eibar jugó el martes ante el Barcelona y tuvo todo el tiempo del mundo para preparar una contienda en donde las urgencias son para el equipo de Unzué, que corre el riesgo de regresar a la zona de descenso si no saca adelante un buen resultado. El mal inicio provoca que las urgencias hayan llegado a las primeras de cambio y cuando las etapas de montaña aún no aparecen en el calendario.