Brais debuta y rompe el techo de canteranos en el once titular

GRADA DE RÍO

Oscar Vazquez

Unzué apostó por cinco jugadores formados en A Madroa para arrancar el partido frente al Getafe

22 sep 2017 . Actualizado a las 09:33 h.

Había que echar mucho la vista atrás -a mayo del 2014 en Mestalla, según datos de Afouteza e Corazón- para encontrar en un equipo titular del Celta cinco jugadores gallegos y formados en A Madroa, pero ayer Juan Carlos Unzué, con un once sorprendente, recuperó peso para la cantera. Colocó a Sergio Álvarez bajo palos, a Hugo Mallo y Jonny en los laterales, a Iago Aspas como referencia por todo el frente de ataque y añadió al debutante Brais Méndez al centro del campo. El entrenador tiró por los aires el techo de cuatro canteranos establecido y que parecía condenado a repetirse semana tras semana, y lo hizo apostando por un centrocampista al que nadie esperaba en el once.

Con veinte años, Brais Méndez se ha subido al carro de canteranos que ya saben lo que es debutar con el primer equipo. Ayer Unzué se lio la manta a la cabeza y dejó en el banquillo a titulares como Lobotka o Wass -a los que el técnico probablemente quería dar descanso- para confiar en un chaval con el que lleva trabajando desde que arrancó la pretemporada. «Estoy muy contento por el debut, ha sido muy emocionante y, ojalá vengan muchos partidos así. Es un sueño, es el equipo de mi ciudad, en el que quiero crecer», comentaba el jugador tras el encuentro.

El centrocampista, que estuvo sobre el césped 58 minutos, se situó en la medular por delante del Tucu y a la altura de Jozabed, y dejó ver que tiene ganas de derribar la puerta de Primera, aunque siempre hay un peaje que pegar. El ejemplo, el primero de los tres balones con los que tentó al portero Guaita. Corría el minuto once cuando se presentó en el área, encontró la pelota y probó fortuna. El problema fue que el pánico escénico le ralentizó, se pensó demasiado el tiro y cuando lo ejecutó, el meta ya estaba colocado.

Esa jugada, lejos de encorsetar a Brais, le espabiló. Lo mismo que la confianza que depositó Unzué en él al responsabilizarle de las primeras acciones a balón parado. Un tiro que se fue alto fue su segunda aportación y más tarde llegaría un remate a centro de Sisto. «Me sentí cómodo, los compañeros ayudan, te hacen sentir bien, te apoyan en todo momento y eso es importante para alguien que debuta», subrayó. El celeste sigue los pasos de Goldar, Borja Fernández, Alende y el portero Iván Villar, los últimos canteranos en debutar con el primer equipo.