El eterno agujero defensivo

GRADA DE RÍO

BAYER LEVERKUSEN

El Celta, que fue el quinto equipo más goleado el curso pasado, encajó siete goles en los tres últimos amistosos disputados

07 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cambia el entrenador, pero permanece uno de los problemas. El Celta de Berizzo fue el quinto más goleado de la última Liga con 69 dianas en contra. Este verano, salvo en el test de Ferrol, los vigueses siempre han encajado dos o más goles por partido. Dando facilidades escandalosas y permitiendo como en el caso del Leverkusen que en nueve minutos le diese la vuelta al marcador con tres goles. Un agujero que Unzué debe solucionar en menos de dos semanas, el tiempo que queda para comenzar la Liga. Transformar al Celta en un muro es imposible. Su juego de ataque y combinativo le convierte en vulnerable en la retaguardia, pero aun así necesita un punto de consistencia si quiere tener un año tranquilo.

Tomando como ejemplo la pretemporada, el Brentford (de Segunda División inglesa) le hizo dos goles de la nada. El primero tras robo de balón en el medio campo para proyectar una contra que ninguno de los dos centrales supo atajar. El segundo fue una falta directa desde la frontal, concedida por un sacar el balón con contundencia. En la segunda cita de Inglaterra fue el Burnley quien encontró vías de agua en la zaga viguesa. Abrió el marcador con una jugada combinativa desde el centro del campo, con cuatro jugadores tocando el balón sin que ningún céltico les incomodase para finalizar con un disparo colocado desde fuera del área. El segundo supuso el 2-2 definitivo y se gestó en el balón parado, otra de las rémoras del cuadro vigués desde la época de Luis Enrique. Una falta botada en tres cuartos de campo del equipo vigués fue mal rematada y rechazada por el mismo jugador dentro del área céltica.

Frente al Leverkusen el Celta dio muchas facilidades atrás, no solo en el intervalo de los nueve minutos que costaron tres goles. En el primer tiempo los alemanes se plantaron en cuatro ocasiones solos ante el portero rival. En tres de ellas Sergio resultó providencial y en la cuarta el remate de los germanos se perdió en el lateral de la red. Durante el primer tiempo faltó contundencia en el corte y las pérdidas de balón en el centro del campo se convirtieron en un serio problema.

En la reanudación llegó la verbena de nueve minutos garrafales. En el primer gol los celestes permiten una pared que acaba con un tiro cruzado, en el segundo Fontás sale a hacer la presión y ninguno de sus compañeros de zaga hace la cobertura al delantero centro, que marca a placer. El tercero es un tiro duro desde la frontal al que no responde Iván Villar, pero antes el Bayer se había cansado de combinar hasta llegar al área rival. Los siete goles en contra serían un dato menor si se tiene en cuenta que Unzué está realizando pruebas en defensa y que el equipo ha iniciado un nuevo viaje hacía el marcaje zonal después de tres años en individual y que todavía debe asimilar mecanismos, pero el precedente del curso pasado invita a estar en alerta.

Falta por ver cómo funcionará el equipo cuando tenga un cuarteto definido claro. A día de hoy Hugo Mallo, Cabral, Fontás y Jonny parecen la formación con más opciones. Los dos laterales porque no existen alternativas, además de ser fijos en los últimos años, y los dos centrales porque el argentino le aporta un punto de contundencia y el catalán es quien mejor protagoniza la salida de balón. Y además, en el BayArena fue el único que acudió al corte. Las citas con Udinese y Roma, de exigencia, deben servir para poner remedio a la sangría antes de que la Real Sociedad saque a pasear su potente artillería por Balaídos.