Una ciudad entusiasmada que hace buena la apuesta

Santiago Cañizares

GRADA DE RÍO

24 jun 2017 . Actualizado a las 11:39 h.

La del Celta ha sido una temporada atípica. Lo habitual es juzgarlas por la Liga, pero el equipo dio prioridad a la Copa y a la Europa League, donde se jugaba un título, y en ningún caso se puede considerar un fracaso no haberlo conseguido.

Es evidente que se logró ilusionar al celtismo con objetivos importantísimos, históricos, a base de ambición. Para que el curso hubiera sido del todo satisfactorio se requería un mejor funcionamiento de la unidad B. En todo caso, el fútbol tiene que generar ilusión en los aficionados y yo vi a una ciudad y a una afición más entusiasmadas que nunca. Por tanto, el balance general tiene que ser más que positivo.

Entiendo la apuesta porque se hace cuando el equipo ya no corre ningún riesgo en Liga. Haber coronado al Celta por primera vez con un título era un objetivo lo suficientemente atractivo como para haberlo intentado.

Vimos a un Celta que nunca se sintió inferior a nadie, que luchó con sus armas y se creyó que era capaz de conseguir cosas importantes. Y, aunque sin título, las logró.