Del gol a la inoportuna tangana

La Voz M. V. F. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vazquez

Una discusión tras el tanto de Roncaglia frenó el ritmo y casi zanjó el choque

12 may 2017 . Actualizado a las 13:21 h.

El gol del Celta llegó ayer demasiado tarde. Sobre todo porque lo que vino después echó a perder el tiempo que todavía le restaba al equipo para intentar el segundo gol, el que necesitaba para haber logrado el billete a Solna. Justo después de que el equipo vigués igualara el choque -que no la eliminatoria- se desató una tangana que acabó suponiendo prácticamente el final del partido. El United supo aprovechar las circunstancias y los vigueses cayeron en la trampa.

La polémica nació de una falta en el centro del campo justo al minuto siguiente de que Roncaglia cabeceara al fondo de la red de Sergio Romero aprovechando un centro de Bongonda. Valencia derribó con claridad a Guidetti, que cayó tendido sobre el césped, pero sin embargo no fue el ecuatoriano el jugador amonestado por el colegiado rumano. En ese momento se desató el cruce de palabras y más que eso entre futbolistas de los dos equipos, con un Aspas especialmente encendido. Sin embargo, Roncaglia, el goleador fue el céltico que vio la tarjeta roja mientras por parte del United era Bailly el que se iba a la calle.

Ambos jugadores abandonaron el terreno de juego encarándose y dando la impresión de que podían llegar a las manos. También algunos miembros de los cuerpos técnicos se vieron implicados en el incidente que acabó por decantar el partido del lado de los diablos rojos. Unos diablos que ya habían hecho de las suyas exprimiendo las pérdidas de tiempo durante todo el partido.

Mientras, el juego tardó en reanudarse. El equipo de Mourinho trató de alargar la polémica todo lo que pudo y los celestes acusaron los nervioso y quizá la inexperiencia y mordieron el anzuelo en vez de tratar de cortar la trifulca y retomar el partido cuanto antes en busca del gol que necesitaban en el momento en el que el partido más se les había puesto de cara y más posible parecía el sueño del pase.

Porque la tangana coincidió no solo con el gol, sino con los mejores momentos en el partido de un Celta que barrió en posesión al United y que por momentos pareció tocar la final con los dedos. Pero cuando el balón se volvió a poner en juego ya habían transcurrido casi cinco minutos. El partido entraba en el descuento y el colegiado añadía seis minutos que fueron insuficientes para un Celta que vio cómo lo sucedido le cortaba totalmente el ritmo.

Ya no hubo partido para los celestes hasta la última jugada, cuando ni Beauvue -que dio el balón al sueco- ni Guidetti, que remató fuera, pudieron conseguir el gol que valía una final. Le faltó oficio al Celta en momentos puntuales en Old Trafford y el United demostró que le sobra.

Ambos equipos disputaron esos minutos finales con diez jugadores. En el caso del Celta, con cuatro atacantes sobre el terreno de juego: Guidetti, Aspas, Bongonda y Beauvue. El sueco acabó pidiendo perdón a la afición y Bongonda y, sobre todo, un Aspas que no tuvo su día, no pudieron contener las lágrimas. Como Sergio, que con sus paradas de mérito volvió a tener mucha culpa de que el gol de Roncaglia en el 85 todavía permitiera soñar hasta el último suspiro.