Cumpleaños feliz 365 días después del más amargo

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

Pepe Torres

Beauvue marca en Liga en el día en que se cumplía un año de su grave lesión

17 abr 2017 . Actualizado a las 12:25 h.

El 16 de abril del 2016, el Celta recibía al Betis en Balaídos. Claudio Beauvue, llegado al equipo en el mercado de invierno de ese mismo año pocas semanas antes, afrontaba su sexta titularidad en aquel compromiso el día en el que celebraba su vigésimo octavo cumpleaños. Más allá de que no lo pudo celebrar con victoria del equipo (1-1), el resultado pasó a un segundo plano cuando el jugador sufrió una gravísima lesión, la rotura del tendón de aquiles, que le tuvo parado durante casi diez meses.

Ayer, un año después de aquel fatídico día, Beauvue sí pudo celebrar a lo grande un nuevo cumpleaños, el vigésimo noveno. Siendo titular, con victoria y con un gol, el primero que Air Beauvue, el chico de la eterna sonrisa, consigue en Liga desde su reaparición y el segundo en la Liga Española después del que firmó frente al Sevilla el 7 de febrero del 2016 (1-1).

En total, este tanto hace el tercero con el Celta y el segundo de esta temporada, pues en antillano ya había anotado un gol decisivo desde que regresó a los terrenos de juego una vez recuperado de su grave dolencia. Fue en Europa League, en el triunfo frente al Krasnodar en Balaídos (2-1), su segundo partido y en el que disputó solo doce minutos en los que le dio tiempo a firmar el gol del triunfo.

Recuerdo

Un año después de festejar su aniversario en una camilla y desconsolado, Claudio por fin pudo celebrar la efeméride como quería. Jugando, siendo titular y marcando. Porque en Los Cármenes Berizzo le concedió de nuevo la titularidad y Beauvue, con más o menos éxito, pero siempre sacrificado, se lo agradeció con el gol definitivo.

A un cuarto de hora de que el colegiado pitase el final, Théo Bongonda enganchó un balón puesto por Jozabed, corrió por la banda zurda y disparó un misil que acabó estrellado en el palo. Claudio, con fe, entró a la carrera en el área para enganchar el rechace y regalar al celtismo, y a sí mismo, el 0-3. El deseo de marcar que había pedido hace un año y que llegó con 365 días de retraso. Ahora, su tarea es ganarse minutos y alimentar su cuenta.