Vlado Gudelj: 50 años de vida, 25 de celtismo

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

Sánchez, Couñago, Cañizares, Salinas, Toni e Irureta retratan al mito céltico el día en que cumple medio siglo

27 dic 2016 . Actualizado a las 10:09 h.

Tal día como hoy nacía en Trebinje (Yugoslavia) un futbolista llamado a grabar su nombre con letras de oro en la historia del Celta. Justo la mitad de los 50 años que hoy cumple están ligados al club vigués, ocho como jugador, desde el 2011 como delegado y entre medias, a buen seguro, como un aficionado más. Gudelj alcanza hoy el medio siglo.

Juan Sánchez: «Era el Messi o el Cristiano del Celta»

Sánchez le define como «un delantero espectacular» del que aprendió «muchísimo». Cuando el de Aldaia llega a Vigo con 22 años le sirvió de modelo. «Despertaba mucha admiración. Era un gran compañero y ayudaba mucho a la gente joven. Siempre que le veo nos saludamos y lo comentamos. Fue muy importante para mi carrera posterior».

Recuerda que jugar con él al lado era muy fácil y que todos los compañeros lo tenía presente. «Tenía velocidad, calidad y capacidad de desmarque, un referente arriba y un seguro de gol en el que todo el mundo confiaba», rememora. Tanto es así, que lo considera «el Messi o el Cristiano del Celta» en aquel momento. «Jugábamos muy juntos y había que buscarle siempre para que definiera a la contra. Era un jugador que 15 o 20 goles en la temporada sabías que te los metía seguro».

LA VOZ DE GALICIA

Patxi Salinas: «Si le vi enfadado 20 veces, le vi sonreír 20 millones»

A Patxi Salinas se le acaban los calificativos. «De Vlado tengo recuerdos imborrables e inmejorables, es de esas personas que dejan huella en tu vida, un tipo excepcional, de diez, casi perfecto y el futbolista más importante de nuestra generación», señala. Recuerda que era requerido para todo tipo de publicidades y que «todo el mundo se lo quería llevar a casa» en cartón a tamaño natural. Hoy le mira y ve al mismo de hace 20 años. «En alguna ocasión se enfadaba y te soltaba algo en serbio. Pero si le oí aquella palabra 20 veces le vi sonreír 20 millones».

Más allá de sus cualidades futbolísticas -«ganaba la espalda a la defensa y tenía una pegada brutal. Era potente en carrera, tenía buena definición. Hoy se pagarían muchos millones por él»- se ganó al celtismo por su manera de ser subraya. «Le sumaba eso a su gran nivel futbolístico. Era afable y humilde, siempre tenía buenas palabras. Le decías que le quería todo el mundo y se descojonaba. Siempre con una sonrisa en la boca».

Santiago Cañizares: «Se veía que había llegado a Vigo para quedarse»

Corrobora las palabras de Salinas Cañizares, que hace tiempo que no le ve, pero que comenta que «es de esa gente a la que si la ves te nace darle un abrazo». Él ya le había sufrido como rival. «Cuando estaba en el Mérida era un futbolista muy temido. La campaña en Segunda del año del ascenso fue brutal, era de los futbolistas más rentables por el número de goles que hacía», dice.

En lo personal le recuerda como alguien «entrañable» y apasionado del Celta: «Se veía que había llegado a Vigo para quedarse». Agradece los «grandes momentos» vividos a su lado y destaca que en un momento dado supo sobreponerse a un estilo de juego del conjunto vigués que no era el que mejor se adaptaba a sus características. «No atacábamos con muchos hombres y para él el salto a Primera al principio no fue fácil». Luego acabó triunfando.

Pablo Couñago: «Mentres para outros xogadores eramos inexistentes, el trataba aos novos con moito agarimo»

En el caso de Pablo Couñago, pasó de tenerle como ídolo a verle al lado. «Era o referente e ao xogar na mesma posición fixábame especialmente nel», admite. Le marcó sobre todo «o boa persoa que era». «Mentres para outros xogadores eramos inexistentes, el trataba aos novos con moito agarimo. E algo que tratei de aprender e aplicar no resto de equipos nos que estiven cando eu xa era maior».

Le quedó la pena de no llegar a compartir minutos con él sobre el terreno de juego. «Era un futbolista cun gran olfacto, un xogador con moito gol e con movementos de auténtico killer. Era unha referencia polo seu traballo e por como axudou a conseguir primeiro o ascenso e logo que o equipo puidera manter a categoría».

JORGE LENS

Toni Rodríguez: «Siempre estaba con los oídos abiertos a cualquier consejo suyo»

Toni Rodríguez le conoció como delegado y le gustaba preguntarle por su época. «Era muy cercano y siempre estaba pendiente de todo. Pero tenía tiempo para las anécdotas. Una que contaba siempre era que los centrales se empeñaban en cubrirle a balón parado por su envergadura, ¡él, que no sabía rematar de cabeza y no había marcado así en su vida!».

Recuerda con cariño el excéltico que «siempre estaba con los oídos muy abiertos a cualquier consejo» que pudiera llegar por su parte. Y a la vez era un ejemplo de pasión. «Estaba pendiente de decirnos que no apretáramos al árbitro para que no hubiera expulsiones, pero él en el banquillo siempre saltaba con los goles. Era muy efusivo», rememora.

Javier Irureta: «Lo que más destaca de él es que es muy buena gente»

De una época anterior le conoce el técnico Irureta: «Era disciplinado, obediente y trabajador. En su faceta deportiva además era goleador, trabajaba mucho en la punta de ataque». En su faceta actual, le ve en el lugar idóneo: «Está en una posición muy adecuada para alguien que sabe tratar a la gente, y sobre todo al celtismo con el que tanto se identifica».

Por encima de todas las cosas destaca su calidad humana. «Tengo un recuerdo inmejorable de él. Lo que destaca de Vlado por encima del resto de cosas es que es muy buena gente».