Una tarde gélida que se congeló a falta de diez minutos

La Voz VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vazquez

Un Balaídos desangelado vio cómo la clasificación se escapaba

25 nov 2016 . Actualizado a las 13:33 h.

El frío y la lluvia no invitaban ayer a acudir a Balaídos. Pero la ilusión por superar la fase de grupos pudo más para los incondicionales que tiñeron las gradas del municipal vigués de celeste intercalado con los colores de los paraguas. Por mucho que fuera una noche de perros, estaba en juego que el partido de ayer fuera el último de Europa League que viera la hinchada celeste por este curso y quién sabe por cuántos más. Por eso los aficionados que se dieron cita tenían claro que por ellos no iba a quedar.

Como en los anteriores encuentros de los de Berizzo como locales en la competición continental -todos a las 19.00 horas-, hubo que esperar a que quedaran pocos minutos para que las gradas fueran cogiendo un aspecto aceptable. No pasó de ahí. Pero las consignas de ánimo se hicieron oír desde la salida de los jugadores y el himno a capella, aunque lejos de sus mejores tardes, no deslució la ocasión.

Ya con el balón en juego, la primera ocasión de Guidetti llevó a corear su nombre a una afición siempre entregada al sueco. Pero iba a ser, para bien y para mal, la noche de Aspas. 18 años justos después de que el ídolo del moañés, Alexander Mostovoi , impulsara al equipo para derrotar al Liverpool, el canterano abría el marcador en el duelo por prolongar el sueño. También diez años después de que él mismo viera en el banquillo un Newcastle-Celta cuando comenzaba a despuntar.

Fue la noche de un Iago que no necesita mucho para ganarse a la afición, pero que multiplica las razones para hacerlo a la menor ocasión. Y que a veces las acaba echando por tierra él mismo, que acabó siendo expulsado en el descuento.

Antes, con el gol visitante, Balaídos pasó del frío al estado de congelación. Momentáneo, porque luego hubo tiempo para volver a alentar en los minutos finales y para vibrar con la ocasión de Pione que a punto estuvo de volver a dar a los vigueses la clasificación que durante la mayor parte del partido había estado en su mano.

Incidentes entre los belgas

La afición del Standard, cerca de mil hinchas ubicados en Río Alto, se dejaron oír durante todo el partido, pero no solo para animar a los suyos. Tuvieron tiempo para proferir cánticos ofensivos contra los aficionados locales e incluso para acabar peleándose entre ellos. Ya en la noche previa al partido varios habían sido detenidos por incidentes en el Casco Vello de la ciudad.