Un grupo asiático podría comprar la mayoría accionaral de Mouriño

La Voz

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

El Celta guarda silencio después de que el presidente abriese la puerta

14 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlos Mouriño desveló el pasado mes de julio en una entrevista en La Voz que por primera vez se planteaba abandonar el Celta. La semana pasada no solo se ratificó, sino que puso sobre la mesa tres escenarios, aunque dos de ellos autodescartados (que su familia continuase con el club o poner a un presidente ejecutivo, figura que recaería sobre Antonio Chaves, pero el número 2 del club ya se apresuró a ponerse fecha de caducidad el mismo día que el presidente actual). La tercera vía apuntaba a la venta y el propio rector admitía que habían llegado dos ofertas aunque sin negociación de por medio en aquel momento. Ayer, Onda Cero Vigo anunciaba en su programa de deportes que Mouriño estaba a punto de vender la entidad a un grupo asiático y que el anuncio oficial podría llegar en la junta general de accionistas a celebrarse antes de final de año según dictan los estatutos de la SAD.

Como es tónica habitual el Celta guarda silencio. Ni un solo comentario al respecto. En este caso hay que tener en cuenta que se trata además de una decisión personal del propio Carlos Mouriño, que en la actualidad tiene un paquete accionarial a través del Corporativo GES (la matriz de su grupo de empresas) del 52,6 % después de la reducción de capital, que quedó establecido en 3,7 millones de euros, y de comprarle a Abanca, que era el segundo accionista tras el proceso concursal, todos sus títulos.

Además, el propio empresario anunció en su comparecencia de la semana pasada que se planteaba invertir en una ampliación de capital los 8,1 millones de euros adelantados en su día para asegurar la viabilidad del club y que ahora podrían ser cobrados con un porcentaje del 20 % en las ventas de jugadores, como antes había sucedido con Hacienda. De poner en práctica esta opción el control sería casi del 100 %. El segundo accionista es en estos momentos Play International (agencia de representación de Diego Placente) con un 8,83 %.

Con independencia de este movimiento, el negocio sería redondo. Carlos Mouriño compró en su día (primavera del 2006) el paquete accionarial de Horacio Gómez por una cantidad que rondaría los cinco millones de euros. A esta cantidad hay que añadirle esos ocho millones pendientes de pago, los 2,8 millones capitalizados en el concurso y la cifra pagada a Abanca por su lote de títulos (5,5 millones de euros por el entonces 24 %, que había sido pagado al precio de 60 euros acción, ya que la operación era anterior a la reducción de capital). En total, unos 20 millones.

Esta cantidad podría cuadriplicarse teniendo en cuenta que el Celta es un equipo sin deudas, los ingresos fijos (más de 50 millones de euros), con balances sucesivos con beneficios por encima de los diez millones por año, en una buena situación deportiva (clasificación actual al margen), con una plantilla de larga duración con jugadores revalorizados y que comienza a dotarse de patrimonio (en el 2017 se inaugurará la sede en el edificio del Círculo Mercantil).

Sumando todos estos factores, expertos consultados por La Voz apuntan que la cifra podría rondar los 150 millones de euros. Como apoyo, basten dos ejemplos que han saltado a la luz en los últimos tiempos: el Granada, bastante más en precario, costó 37 millones a un grupo inversor chino, y el pasado mes de agosto trascendió que habían ofrecido por el Las Palmas 150 millones de euros. Lo dijo Miguel Ángel Ramírez, su presidente.

Como matiz tranquilizador para la afición, Mouriño Atanes ha prometido, de marcharse, dejar al Celta en buenas manos. Algo normal tras la laboriosa reconstrucción del club que lleva la firma de quien parece estar cada día más cerca de echarse a un lado.