El trivote equilibra al Celta

X.R.C.

GRADA DE RÍO

Eduardo Candel Reviejo

Mayor contundencia en ataque, el debe de un equipo que dio un cambio radical en seis días

29 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque los resultados siguen sin llegar, el Celta ha encontrado el camino. El giro al trivote fue el principal movimiento de Berizzo entre los dos partidos disputados y tanto Radoja como el Tucu Hernández, las dos novedades, demostraron su importancia a día de hoy en el engranaje del conjunto vigués. Bajo su batuta los celestes pasaron de un desequilibrio atroz ante el Leganés a un equilibrio notorio frente al Real Madrid, lo que posibilitó mayor incidencia ofensiva y más solidez defensiva. Falta ahora por mostrar más colmillo en ataque, porque el equipo no es capaz de traducir en oportunidades y goles todo su caudal de juego.

Novedad

Un tercer elemento. La gran diferencia en el once del Celta con respecto al primer partido estuvo en añadir un jugador más al centro del campo. Frente al Leganés Berizzo apostó por cuatro atacantes y un doble pivote, mientras que en el Bernabéu jugó con tres en la medular. Radoja aportó mucho trabajo y Hernández, que no había sido titular en el estreno, un despliegue espectacular. Fue el céltico que más corrió del partido (10,5 kilómetros) e incluso alcanzó una velocidad máxima de 31 km/hora. Además, la labor de ambos en el doble pivote permitió a Daniel Wass subir su posición y presionar la salida de balón de la defensa blanca al tiempo que podía jugar, en ataque, más cerca del área rival.

Beneficios

Más disparos al Madrid que al Leganés. Al margen del gol, en otras dos ocasiones el Celta fue capaz de poner a prueba a Casilla disparando entre los tres palos, mientras que contra el Leganés tiraron dos veces en todo el partido. La única coincidencia fue que en los dos partidos ejecutaron ocho tiros a puerta, una estadística difícil de entender teniendo el cuenta la diferencia del nivel del rival y del escenario.

Defensa

Más solidez pese al nivel del rival. Seis veces disparó a puerta el Leganés en Balaídos, dos menos que el Madrid en 90 minutos en su campo. En el primer tiempo solo adivinaron la portería celeste con lanzamientos lejanos en dos ocasiones. En el segundo, al margen de los dos goles hay que registrar seis intentos más, entre ellos dos palos. Los fallos defensivos solo llegaron en la salida de balón.

Pendiente

Mayor concreción ofensiva. A los vigueses les falta contundencia en los últimos metros. Salvo Wass que se atreve con la media distancia, el resto quiere entrar con el balón hasta la misma área pequeña. El ejemplo más claro lo representan los dos llegadas del inicio del segundo tiempo en el Bernabéu y todo el partido inaugural con los pepineros. Los célticos necesitan traducir en ocasiones reales todo su caudal de juego. Cinco disparos a portería y un gol en 180 minutos no parece un bagaje suficiente.

A corregir

La necesidad de minimizar el riesgo en la salida de balón. El Celta es un equipo muy fiable en el pase, con porcentajes de acierto de un 90 % de media, pero la presión de los rivales complica la salida de balón en más de una ocasión. Sergio estuvo errático con los pies en el Bernabéu en tres ocasiones y una de ellas costó un gol. Roncaglia erró en una salida y el equipo corrió la misma suerte. Faltó algún desplazamiento en largo para crearle dudas al rival sobre su forma de defender. En el caso de los porteros hace tiempo que el juego de pies se antoja fundamental. En cuanto a la defensa, en este Celta no se puede entender un jugador sin buena salida de balón.

A tener en cuenta

Dos partidos con decisiones arbitrales en contra. Aunque no debe servir de justificación, las decisiones arbitrales han resultado claves para el Celta en los dos primeros partidos. Ante el Leganés el debutante Munuera Montero anuló un gol a Iago Aspas completamente legal con el 0-0 en el marcador por un fuera de juego inexistente. De Burgos Bengoetxea por su parte dio como legal el gol de Morata en el Bernabéu cuando el madridista procedía de una situación de fuera de juego.