Acertar en las renovaciones, cuenta pendiente del Celta

Lorena G. C. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Los casos de Catalá, De Lucas o Tomás, en el debe celeste

05 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El capítulo de renovaciones ha sido en los últimos años una asignatura pendiente para el Celta. Repasando las últimas campañas, destacan varios contratos ampliados a jugadores que apenas tuvieron trascendencia a continuación, o incluso la confirmación implícita de Abel Resino al frente del equipo para, cuatro días después, rescindir su vinculación.

Hace poco más de un año, tras conseguir el ansiado ascenso a Primera División, y quizás bajo cierta euforia, el Celta apostaba por ampliar contratos a tres jugadores que finalizaban contrato, David Catalá, Joan Tomás y Quique De Lucas, tres futbolistas que a día de hoy ya no pertenecen a la disciplina céltica.

David Catalá selló su renovación a principios de junio de 2012 y un mes y medio después hacía las maletas hacia el AEK Larnaka de Chipre. Fue un visto y no visto que acabó con el futbolista decepcionado. Algo similar sucedió en el caso de Joan Tomás. El catalán firmó tras el ascenso dos años más de contrato que en la práctica se convirtieron en solo unos meses.

A principios del pasado mes de enero el Celta comunicaba al futbolista que debía buscarse un destino, ya que no contaba para el equipo. El catalán puso rumbo a Chipre, viendo cómo su contrato de dos temporadas se traducía en apenas seis meses y con escasa presencia en el equipo.

De las tres renovaciones cuajadas tras el ascenso, De Lucas ha sido el más lonjevo. Una temporada más ha durado vistiendo la elástica celeste, aunque su papel en el equipo ha ido perdiendo fuerza con el paso de las jornadas.

En una situación similar estaría Cristian Bustos, que en 2011 firmó contrato hasta el año 2015, saliendo ya cedido a mediados de la pasada temporada.

El caso de Abel

Aunque no mediara ampliación, el caso de Abel Resino se merece mención al margen. El técnico, tras ser confirmado implícitamente un martes, se despidió del Celta el sábado siguiente. Fue el último resbalón de un Celta que esta temporada se ha tomado con más cautela las renovaciones. La sensatez, por delante.