Cristiano Ronaldo encabeza al Madrid ante el Celta

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Atlas

El conjunto blanco aterrizó en Peinador en medio de una gran expectación

10 mar 2013 . Actualizado a las 18:30 h.

En loor de multitudes aterrizó el Real Madrid en Peinador. Cientos de aficionados blancos se agolparon en el aeropuerto vigués para ver de cerca a las estrellas del equipo de Jose Mourinho. Una expedición que viajaba sin Ramos, Coentrao y Varane, pero que encabezaba un Cristiano Ronaldo al que ni las gripes alejan del equipo.

El portugués fue uno de los más aclamados. No era la primera vez que visitaba Vigo esta temporada, puesto que el Real Madrid ya pisó Balaídos en Copa, pero la expectación era la misma. O más. Los aplausos y los gritos de ánimo para el héroe del madridismo ya forman parte de su día a día, y en Vigo no los echó en falta.

Pasaban de las ocho de la tarde cuando la comitiva madridista, con el equipo C incluido -juega hoy ante el Coruxo- aterrizaba Peinador. Tres horas antes habían llegado al aeropuerto los aficionados más madrugadores en busca de la mejor ubicación para ver a la escuadra merengue. A medida que pasaban los minutos la expectación crecía y cuando el cartel anunció la llegada del vuelo procedente de Madrid los gritos se multiplicaron y las bufandas se auparon en medio de una marea variopinta. Seguidores de todas las edades compartían su pasión blanca.

Peinador se convirtió en una pasarela para el merchandising blanco. Balones, camisetas, bufandas y hasta un oso de peluche gigante vestido con la camiseta del Real Madrid formaban parte del cortejo de bienvenida. Los mensajes a Ramos se quedaron sin destinatario, pero más fortuna tuvieron los dirigidos a Callejón o Morata. El canterano se paró con un seguidor que llevaba su camiseta. Lo mismo que Kaká o Modric, que tuvieron un gesto hacia la afición.

El desfile de las estrellas blancas en medio del cordón policial fue un visto y no visto. De la puerta de la terminal al autobús. Un paseíllo corto pero suficiente para ver a un Mourinho enfrascado en sus pensamientos y que cerraba la expedición merengue.