El fichaje de Abel Resino pone en entredicho el estilo de juego del Celta

X.R.Castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Mouriño ocultó un día a Herrera la incorporación del toledano, que llega hasta junio del 2014

19 feb 2013 . Actualizado a las 16:20 h.

Paco Herrera, el hombre que sacó del fango de Segunda al Celta no pudo tener un final peor en Vigo. Fue cesado a las dos y media de la tarde de ayer cuando era un secreto a voces la contratación de Abel Resino, que llega como especialista en resucitar equipos en peligro. El toledano firmó por lo que resta de temporada y una más, con independencia de que el equipo continúe en la máxima categoría o descienda a Segunda.

Su fichaje pone en entredicho el estilo de juego definido que tenía el cuadro vigués desde la época de Eusebio Sacristán. El juego ofensivo y de toque forman parte del ADN del Celta de Mouriño, igual que la apuesta por la cantera, retos con los que tendrá que convivir el nuevo técnico. Quienes le conocen como entrenador le asocian más a la presión y a la intensidad. Con una defensa adelantada y con las líneas muy juntas. Primero defensa, después el resto.

El presidente sentenció a Paco Herrera en Getafe. Pese a que solo cinco días atrás había mostrado su total apoyo y confianza en el técnico extremeño, Mouriño ya no regresó a Vigo con el equipo, se quedó en Madrid. En la mañana del domingo, mientras Herrera lidiaba con la plantilla y entrenaba en A Madroa, ajeno a cualquier movimiento, el presidente negociaba con Abel Resino, con quien no cerró el acuerdo hasta última hora de la mañana del lunes.

Fue en ese momento cuando se puso en contacto telefónico con Paco Herrera, que a lo largo de toda la mañana de ayer repitió una y mil veces que nadie del Celta se había dirigido a él para hacerle saber su cese.

Abel Resino llega a Vigo con el aval de haber salvado de una situación similar a Levante y Granada, en el caso del conjunto nazarí, la temporada pasada y tras sustituir a Fabri González.

El cambio de entrenador implica también cambio de cromos en el cuerpo técnico. Ángel Rodríguez y Fran Albert -presentes ayer en el acto de despedida- se marchan con Herrera y Resino llega dos ayudantes, ninguno de ellos Salva Ballesta, uno de los miedos del celtismo cuando se relacionó a Abel con la entidad celeste.

Pendiente de confirmación, Miguel Peiró será el preparador físico del equipo y falta por desvelarse el nombre del segundo entrenador. Andoni Goikoetxea dijo no a la oferta en la noche de ayer. El único fijo para el nuevo staff es Patxi Villanueva como preparador de porteros.

Más allá de la necesidad deportiva, al Celta le han fallado las formas y ha sacado a relucir sus carencias a la hora de gestionar una crisis.

Mouriño aseguró en diciembre pasado que Paco Herrera sería su entrenador en Primera o en Segunda y el pasado miércoles volvió a mostrar su plena confianza en el extremeño. Nadie le comunicó, en el momento preciso que estaba cesado. Tuvo que esperar 24 horas, ya con la noticia digerida por otras vías y preparando la despedida casi a la carrera. No obstante, con tiempo suficiente para recibir el último aliento del celtismo y de algún jugador que acudió a Balaídos para despedirle. Aunque fraccionado, en el vestuario ha dejado huella.

Abel tampoco parecía la primera opción para el recambio. Existe constancia de que el club habló con Luis Enrique, un técnico cuyo fútbol coincide más con la filosofía de juego del Celta de Mouriño, pero el exbarcelonista no estaba por la labor. Al final, la experiencia de Abel en situaciones límite fue su mejor aval.

Esta mañana, y a puerta cerrada, ya dirigirá su primera sesión de trabajo. Será el primer momento para confirmar si Resino impone su filosofía de juego, adopta la del Celta o una tercera vía es posible. El camino para la salvación.