Herrera se queda sin crédito y al borde de la destitución en el Celta

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

BENITO ORDOÑEZ

El margen para su continuidad al frente del plantel parece acabado y nada asegura que vaya a sentarse en el banquillo el próximo domingo ante el Granada

18 feb 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

El crédito ilimitado de Paco Herrera se extingue. El margen para su continuidad al frente del plantel parece acabado y nada asegura que vaya a sentarse en el banquillo el próximo domingo ante el Granada, aunque por otra parte todo apunta a un ultimátum en esa contienda. Todo debe quedar definido en una reunión que en principio mantendrá hoy la cúpula directiva. Ayer mantuvo un largo cónclave con la plantilla previa a un entrenamiento con pinta de funeral. La permanencia del Celta se ha ido complicado de tal manera que lo que en diciembre era una balsa de aceite ahora se ha convertido en un polvorín.

Carlos Mouriño estuvo en Getafe con el equipo pero ayer no lo hizo en A Madroa, en donde el técnico y su plantilla afrontaron en soledad el día después. Ni rastro de los aficionados que en dos ocasiones a lo largo de la semana le mostraron públicamente su apoyo tanto al plantel como al propio Paco Herrera.

El técnico se reunió ayer con sus jugadores por espacio de 75 minutos con el partido de Getafe y sus declaraciones de Iago Aspas como telón de fondo. Dentro del silencio característico, únicamente Borja Oubiña quiso darle normalidad al cónclave. «La situación no es buena y entonces lo normal es intentar arreglar las cosas y buscar soluciones. Después de los partidos siempre tenemos charlas y cuando pierdes hay que hablar para luego hacer las cosas».

Sin embargo todo apunta a que el divorcio entre parte de la plantilla y el técnico es un hecho consumado. Algunas decisiones y declaraciones no han sido del agrado de los futbolistas en las últimas fechas. Tampoco parece que su mensaje motivador haya calado dentro del vestuario, especialmente por el bagaje de una única victoria en las 11 últimas contiendas.

La situación choca con el proyecto de Carlos Mouriño. El presidente hipotecó en diciembre su palabra asegurando que la continuidad de Paco Herrera en el Celta iba más allá de los resultados. Hace dos semanas, después de perder con el Osasuna y en una situación mucho más benévola que la actual, su vicepresidente Ricardo Barros repitió que el crédito del extremeño era ilimitado. Curiosamente en ambos casos ha sido el entrenador el más cauto. Primero no quiso firmar la renovación hasta conseguir la permanencia y más tarde insinuó que las ratificaciones son preludio de las despedidas.

En el seno del consejo de administración del Celta todo apunta además a que la división es un hecho palmario entre quienes demandan un movimiento que provoque una reacción de cara a la contienda del Granada y quienes consideran que Herrera se merece una última oportunidad después de todo lo que ha hecho por el Celta a lo largo de los últimos dos años y medio. A mayores, el club ha accionado un plan B y baraja nombres de hipotéticos sustitutos encima de la mesa. Han sonado nombres como Berizzo, Gorosito o Abel Resino.

Un factor determinante en la decisión puede ser el estadio anímico del propio Herrera. En el banquillo de Getafe transmitía una sensación de abatimiento, de rendirse a la evidencia y en el entrenamiento de ayer estuvo de lo más serio, manteniendo únicamente un aparte con Ángel Rodríguez, su segundo. Oubiña le hecho un capote al respecto: «Conozco al entrenador y es súper cabezón. Insistirá hasta el final».

La afición, que le reconoce sus méritos, también parece considerar en su mayoría que se necesita un cambio de rumbo. Con este escenario conocerá Herrera hoy su futuro inmediato. Al menos hasta el domingo.