Paso atrás para un Celta al que le faltaron ideas y ambición

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

LOF

El equipo de Herrera cierra la primera vuelta siendo el peor visitante de la Liga

14 ene 2013 . Actualizado a las 12:22 h.

Por si quedaban dudas, ayer el Celta se encargó de ratificar que es el peor conjunto visitante de la Liga. Ante el Espanyol ni el tan manido fútbol de los celestes salvó la imagen del equipo, puesto que más allá de un honroso intento en el arranque de la segunda parte, los vigueses no jugaron a nada.

El once

Y al final, Demidov. Las alabanzas y guiños a Vila para ocupar el puesto de Túñez se tradujeron en la titularidad de Demidov. Paco Herrera optó por el noruego para completar una zaga en la que Jonny no desentonó en absoluto. Más allá de las reformas obligadas de la defensa, salió el once de gala.

El planteamiento

Sin centro del campo. Más que la defensa, el Celta parecía echar de menos a sus mediocampistas. Y es que el equipo no consiguió estabilidad en la línea de creación en prácticamente todo el encuentro, con un Álex perdido y un Krohn-Dehli ejerciendo labores de mediocentro y por el que parecía pasar cada balón. El danés no tuvo su día, y el Celta lo pagó. La presión del Espanyol se encargaba de desorganizar a un equipo que ya de por sí se encontraba desnortado. Los celestes se han convertido en especialistas en tirar primeras partes.

La actitud

Un partido para dejarse la piel. El Celta sabía lo que se jugaba en Cornellá-El Prat. Era el partido que diferenciaba cerrar una buena primera vuelta a acabarla con déficit de puntos. Por eso se echó de menos más intensidad. La chispa con la que el equipo juega lejos de casa dista mucho de la que propone en Balaídos, y aunque en la segunda parte se vio a un Celta más enchufado y con más actitud, no consiguió levantar una primera parte en la que se echó de menos mayor ambición. Y sin ambición, las victorias se resisten. Con la de ayer el Celta se ha convertido en el equipo con más derrotas de toda la Liga, once, y con el peor bagaje a domicilio. Tres puntos.

El balón

Mil pérdidas y un gol. Pases mal medidos, balones regalados y un sinfín de despropósitos varios acompañaron al Celta en la primera mitad. El conjunto de Paco Herrera no conseguía superar el medio campo, y si lo hacía entregaba el esférico a las primeras de cambio. La apatía parecía acompañar a los vigueses, a los que no despertó ni el gol de Sergio García superados los 20 minutos de partido. Faltó contundencia en la respuesta.

El ataque

Encomendados a Aspas. No hubo profundidad y no se generaron ocasiones. Y así, es difícil marcar. El balance ofensivo del Celta ante el Espanyol se limitó a un disparo a portería en 90 minutos. Casi anecdótico para un equipo al que la posesión de balón -sobre todo en el primer acto- no le valió de nada. Tras el descanso los celestes vivieron minutos de mayor dinamismo, pero se enredaban una y otra vez en un Espanyol que tiró de oficio para colocar de nuevo el partido donde le convenía. Más allá de Iago Aspas no había ofensiva celeste. Kronh-Dehli estaba más enfrascado en la salida de balón y Augusto desaparecido. La salida de De Lucas y Toni tampoco fue solución.

La defensa

Jonny, la única buena noticia. La única lectura positiva con la que el Celta regresa de Barcelona es que Jonny cumplió con las expectativas. El joven canterano estuvo a la altura y no pareció acusar la Primera División. El debut liguero de Demidov dejó momentos de contundencia y otros en los que generaba más dudas que seguridad. La dupla Túñez-Cabral se echó en falta.