
La periodista, muy celosa de su vida privada, nunca llegó a confirmar que la relación con el músico había terminado, pese a que el pasado verano ya hubo rumores de crisis
08 ene 2025 . Actualizado a las 11:11 h.Sara Carbonero encara el nuevo año con ilusión y toda la fuerza de los inicios. Después de que hace apenas unos días hiciese balance del año 2024 y lo calificase como «el peor de mi vida». «Gracias por todo lo que me has enseñado a base de golpes y resiliencia. Gracias por ayudarme a hacer una criba y saber quién sí y quién no. Siempre te recordaré como el peor año de mi vida, pero serás solo eso, un vago recuerdo». Sara Carbonero decía adiós al 2024 el pasado 31 de diciembre con un desgarrador mensaje en redes sociales en el que, haciendo balance del año, confesaba a corazón abierto que había sido «el peor» de su vida.
Y aunque muchos dieron por hecho que su reflexión hacía mención al delicado trance de salud que atraviesa uno de sus grandes pilares, su madre Goyi Arévalo, con el arranque del 2025 hemos sabido que también se refería a su vida sentimental, ya que después de dos años y medio de relación la periodista y Nacho Taboada han roto.
A falta de confirmación oficial —algo complicado, ya que Sara Carbonero siempre ha sido muy hermética con su intimidad— a nadie se le ha pasado por alto que la manchega y el cantante de Colectivo Panamera han dejado de seguirse en redes sociales. Y, dejando entrever que el fin de su noviazgo no ha sido precisamente amistoso, él ha borrado de un plumazo las escasas publicaciones que había de la que era su pareja en su perfil de Instagram.
Fue en agosto del 2024 cuando comenzaron los rumores de ruptura que Sara Carbonero, haciendo una excepción, desmentía de forma tajante en conversación con Gema López para Espejo Público. Reconociendo que habían atravesado una crisis, la presentadora aseguraba que habían apostado por continuar con su relación y dejaba claro que Nacho continuaba siendo uno de sus grandes apoyos y que seguiríamos viéndoles juntos.
Sin embargo, con el inicio del nuevo año se ha confirmado que su ruptura es un hecho, y Vanitatis apunta que la ex de Iker Casillas ya ha sido vista con un misterioso acompañante del que, por el momento, se desconoce su identidad. Fue el pasado puente de diciembre cuando Sara visitó el espectáculo temático Puy du Fou, en Toledo, acompañada por un hombre con el que no sabemos si mantiene una amistad o si, por el contrario, podría ser su nueva e incipiente ilusión tras poner fin a su historia de amor con Taboada, ya que según testigos su relación era más que especial, y su actitud dejaría clara que su ruptura con el músico se produjo antes de lo que pensamos.
Sara Carbonero ha tenido que afrontar este año varias duras pérdidas, de las que, aunque no ha dado detalles sobre la relación que la unía a estas personas, sí que ha mostrado su pesar a través de las redes sociales. Una fue en agosto, una mujer relacionada con su pueblo. «Va a ser muy difícil vivir sin ti», resumía. Y otra hace poco antes de Nochebuena, Bea, una muerte con la que se mostraba visiblemente afectada. «Bea, cómo te gustaba esta canción...Te voy a echar mucho de menos, nuestras conversaciones de madrugada, nuestra intuición sobre cómo estaba cada una. No es justo. No entiendo la vida. No me lo creo», escribía. «Te quiero y te querré siempre. Tu sonrisa vivirá siempre en mi memoria. Descansa, cariño», terminaba, sin entrar en más detalles de lo que había ocurrido.
Parece que para Nacho Taboada las últimas semanas tampoco han sido fáciles, ya que habría sido despedido antes de las Navidades de su puesto de trabajo como técnico de sonido.
Este 2024, pese a que para Sara Carbonero no parece haber sido un buen año, sí que fue la primera ocasión en la que habló públicamente de su cáncer. Fue el pasado mes de octubre y lo hizo al recoger un premio en la cuarta edición de la gala benéfica de la revista Elle, en apoyo a la lucha contra el cáncer. Bautizada como Elle For Hope, tuvo lugar en el Palacio de Santoña, en Madrid, y a ella asistieron numerosos rostros conocidos como Eva González, Ana Obregón, Isabel Jiménez, Hiba Abouk, Amelia Bono, Cristina Pedroche o la protagonista de la serie Emily in Paris, Philippine Leroy-Beaulieu.
El momento más emotivo de la noche lo protagonizó ella cuando subió al escenario para recoger el premio con el que era galardonada y habló públicamente por primera vez de su enfermedad, un cáncer de ovarios que le detectaron en el 2019. En ese momento no podía contener las lágrimas. «Es la primera vez que hablo a corazón abierto y públicamente de mi enfermedad: el cáncer. Una palabra de la que he huido durante años y a la que no me gustaba hacer referencia porque creía que si no la nombraba no sería una realidad», decía. En ese momento Eva González se acercaba a ella para ayudarle con el premio y que pudiese seguir con su discurso.
«Me ha costado tiempo aceptar, comprender, que esto es una carrera de fondo, que yo voy a ser siempre una paciente oncológica, toda mi vida, y conviviré con la incertidumbre, incluso he aprendido a abrazarla», proseguía.
«Por eso quería darle las gracias a Elle y a Bennedetta por esperarme, por respetar mis tiempos. Y bueno ¿por qué este cambio? ¿por qué en esta cuarta edición estoy aquí? Porque he hecho un gran trabajo personal, en este tiempo y he mirado mucho para dentro y me he dado cuenta de que esta travesía, a lo largo de este desierto, se hace mucho mejor acompañada, que hay que normalizar el cáncer, que mostrarnos vulnerables no es malo, sino todo lo contrario, como decía Raquel antes, nadie es perfecto ni lo pretendemos», añadía.
«Pero, sobre todo, estoy aquí para lanzar un mensaje de esperanza, de aliento para todas las personas que estén conviviendo porque no me gustan nada los términos bélicos, lo siento mucho... batallar y así, pero aceptando esta cruel enfermedad. Os voy a contar una cosa: cuando en el 2019 me encontré con el diagnóstico del cáncer, lógicamente me quedé en shock. Era terrible, yo tenía 35 años, una vida sana, no entendía nada. Y eso que mi pronóstico fue bueno, pero mi cabeza estaba llena de porqués. Y, ¿por qué? Porqué todo el rato. Entonces me recomendaron ir a un psicólogo, ir a un psicooncólogo, que hacen una labor maravillosa, pero yo en ese momento necesitaba era hablar con mujeres que hubieran pasado lo mismo que yo y que 10 años después o 15 años después estuvieran vivas y fuertes y trabajando. Y eso es lo que hice, llamar a las diez mujeres que no conocía lógicamente de nada para que me contaran su historia», continúa.
«Aún recuerdo sus nombres, no todos pero Julia, Marta, Teresa me dieron el impulso que yo necesitaba y es lo que me gustaría que yo pudiera hacer hoy con toda la gente que pueda estar viéndome ahora mismo para decirles que hay salida», decía con un esperanzador mensaje.
«He aprendido mucho sobre el valor del tiempo, que es el tesoro más preciado que tenemos. Sobretodo a vivir el presente y, además, como decía nuestro querido Pau Donés: "de manera urgente". He aprendido que el poder del amor es tan potente, que es capaz de transformarlo todo. Y aquí es donde quiero acordarme de todas las personas que han estado a mi lado incondicional en estos años, que son ya muchos. No voy a decir todos sus nombres, pero ellos saben quiénes son. Sí que quiero destacar a mi familia, a mi madre y a mi hermana que quizá son las personas que más han sufrido conmigo. Ya que hay una representación de mis amigas, está Raquel, maestra y compañera de muchas cosas, mi amiga Isabel era la persona que más horas de hospital ha compartido conmigo. Vicky Marcos se encargaba de ponerme guapa cuando yo no me reconocía frente al espejo. Ana Rivera es la hermana mayor que nunca he tenido y Ana Carolina ha venido de Portugal, de Oporto, donde viví unos años, pero no solo hoy, sino cada vez que he tenido que ser operada o intervenida. Muchas gracias a todas y a todos», decía.
«Gracias a mis médicos y después a mi razón de ser, que ya podéis imaginar quiénes son. Pero aquí no quiero personalizarlo en mí. Quiero mandar un mensaje especial para esas mujeres, madres y enfermas de cáncer con niños pequeños que no entienden nada y que aún no le puedes explicar porque su madre está ocho días en la cama tirada después de cada quimio, y a los 21 días lo mismo, y a los 21 días lo mismo. Y porque su madre no tiene energía, como las madres de sus compañeros», añadía sin poder evitar de nuevo emocionar al hablar de sus hijos.
«Y por qué, porque a veces no puedes, no puedes ni llevarles al colegio, ¿no? Entonces, esos niños que no preguntan nada pero lo saben todo. Mi cariño especial para esas madres valientes, esas madres coraje, que vais a poder ver a vuestros hijos crecer, como lo estoy haciendo yo, Martín y Lucas sois mi motor y mis ganas», proseguía.
Sara Carbonero recordó que cada acción es un buen momento para pedir más investigación. «Necesitamos psicólogos, necesitamos que la recuperación de un proceso oncológico se aborde desde varios frentes: medicina, alimentación, deporte y salud mental, porque sin salud mental no hay salud», proseguía en su parte del discurso más reivindicativa.
«Yo estoy aquí gracias a la medicina y al amor», terminó recordando a Merche, una amiga que falleció hace un tiempo. El discurso lo cerró con unas palabras de Murakami, que ahora tiene mucho más sentido que entonces: «Y una vez que la tormenta termine no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste, ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente, pero una cosa si es segura, cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. Y de eso se trata la tormenta».