Hillary Clinton: ¿Una abuela presidenta?

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Su hija, Chelsea Clinton, está embarazada

18 abr 2014 . Actualizado a las 21:07 h.

Abogada, esposa, madre, primera dama, senadora, aspirante a candidata presidencial, jefa de la diplomacia estadounidense y, en unos meses, también abuela. Hillary Clinton acaba de recibir el que ya considera su «título más emocionante» hasta la fecha: su única hija espera un bebé. Chelsea Clinton, que pasó su adolescencia en la Casa Blanca, anunció este jueves en un acto de la Fundación familiar y sentada junto a su madre una noticia que sus padres llevaban años esperando oír: por fin van a ser abuelos. «Hillary quiere ser abuela más de lo que quería ser presidenta», confesó el expresidente estadounidense Bill Clinton en 2010, cuando Chelsea se casó con el inversor financiero Marc Mezvinsky.

Desde entonces, tanto Bill como Hillary han aprovechado la menor ocasión para recordar a su hija y, de paso, a toda la nación, sus enormes deseos por tener nietos. «Bueno, es algo que no depende de mí, pero me gustaría tener ese título. Puedo decir con certeza que ese es el título que estaría más orgullosa de tener», dijo Hillary en 2012, una opinión en la que se ratificó este jueves tras conocer la buena nueva. «Bill Clinton y yo estamos entusiasmados con que Chelsea y Marc estén esperando su primer hijo», escribió en la red social Twitter poco después de que la noticia saltara a las portadas.

El embarazo de la hija de los Clinton fue recibido con entusiasmo por la prensa de la nación, que escudriña cada detalle de la vida de la que para muchos podría ser en 2016 la primera mujer presidenta de Estados Unidos. Hillary sigue deshojando la margarita y se ha dado todo este año para anunciar si vuelve a presentarse a las primarias demócratas, pero sus continuas apariciones públicas,las campañas de recaudación y las múltiples encuestas a su favor hacen que su nombre sea el que suena con más fuerza para la próxima carrera presidencial.

Su futuro político se ha convertido en una auténtica obsesión para los medios nacionales, determinados a analizar cada frase, gesto o acontecimiento de su vida en clave electoral. Una noticia tan suculenta como el embarazo de su única hija no podía ser menos, así que los analistas se han afanado en dirimir si la llegada de un pequeño Clinton a la familia beneficiaría o no a Hillary como aspirante a la presidencia.

La conclusión es unánime: todo el apoyo activo que Chelsea dio a su madre en 2008 cuando se enfrentó a Barack Obama no es nada comparado con el enorme regalo que le dará en unos meses con su bebé. Un político con un niño en brazos gana en imagen de ternura y simpatía. Transmite un mensaje de protección y esperanza de futuro. Y todo esto se multiplica si el pequeño es su propio nieto.

Los analistas consideran que el bebé suavizaría la imagen de mujer dura y fría que se ha dibujado de Hillary: su perfil de trabajadora infatigable y ambiciosa se endulzaría con su nuevo rol de abuela entregada.

Hillary fue la primera dama que, nada más poner un pie en la Casa Blanca, dejó claro qué tipo de mujer no era: ella no iba a dedicarse a hacer galletas y tomar el té. Por eso nadie contempla que la llegada de su futuro nieto sea óbice para que se presente a las primarias.

Los Clinton fueron muy celosos de la privacidad de su hija cuando vivían en la Casa Blanca (1993-2001) y llegaron a un acuerdo tácito con la prensa para proteger al máximo el desarrollo de una adolescente que estaba creciendo bajo todos los focos.

Por eso cabe esperar que el matrimonio desee lo mismo para su nieto y eviten exponerlo desde tan pequeño en una eventual campaña de Hillary para lograr ser la candidata de su partido a la Casa Blanca.

No obstante, aunque no hubiera imágenes de Hillary haciendo carantoñas al bebé desde un atril, los comentarios y anécdotas sobre el pequeño aflorarían en las entrevistas y los mítines, enfatizando el lado más humano de la candidata en un país que otorga un gran valor a las relaciones familiares.

Chelsea y Marc, hijo de dos ex congresistas, se conocieron de adolescentes a través de sus familias, estudiaron al mismo tiempo en Standford (California) pero no se hicieron novios hasta 2005. La hija de los Clinton, de 34 años, trabaja como periodista para la cadena de televisión NBC y colabora con numerosas organizaciones, entre ellas las de su familia: la «Clinton Foundation» y la «Clinton Global Initiative». Rodeada de política desde que nació, no cierra la puerta a postularse para algún cargo en el futuro, por lo que algunos ya bromean con que el hijo o la hija que traerá al mundo quizás sea algo más que el nieto de los Clinton: la garantía de continuidad de una de las sagas políticas más queridas y que más han dado que hablar en Estados Unidos.