La noche en la que Jennifer Lawrence se vistió como La Sirenita y Twitter se rió de ella

La Voz REDACCIÓN

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La protagonista de «La gran estafa americana» se presentó en los Globos de Oro con un Dior blanco similar a un diseño que Ariel luce en una escena de la película de Disney

14 ene 2014 . Actualizado a las 12:49 h.

Se llevó el premio a la Mejor Actriz de Reparto por su papel en La gran estafa americana. Pero su mérito profesional ha pasado casi desapercibido eclipsado por el protagonismo que despierta con su mera presencia. Su abrumadora personalidad que la hace brillar dentro del colectivo común de actrices de Hollywood y su peculiar manera de hacer las cosas convierten siempre a Jennifer Lawrence en el centro de todas las miradas. Este domingo fue su elección estilística. Su fiel apuesta por Dior, casa de la que es imagen, le proporcionó en ocasiones anteriores más gloria que pena -algunos llegaron a asegurar que la actriz fue la mejor vestida de la pasada edición de los Oscar-, pero ayer le jugó un mala -o buena, según como se mire- pasada.

La protagonista de Los juegos del hambre se convirtió anoche en trending topic tras presentarse en la gala de los Globos de Oro con un vestido demasiado parecido al diseño que Ariel, la protagonista de La Sirenita de Disney, consigue hacer con una sábana y unas cuerdas cuando pierde su cola de pez y llega a tierra firme. Ambas fotografías pronto comenzaron a correr por la red social para, a continuación, derivar en parodias varias de usuarios disfrazados de Lawrence sirena.

El diseño, un Dior palabra de honor de la colección Fall 2013 de la línea Couture, cuenta con dos bandas negras decorativas, una en la cintura y otra bajo la cadera, y acaba en una voluminosa falda al más puro estilo princesa. Obviando el evidente parecido al vestido improvisado de la protagonista de Disney, la elección en la que este domingo se enfundó Jennifer Lawrence ni siquiera ha sido una apuesta arriesgada en su historial de apariciones públicas, una sucesión de trajes largos de la firma francesa en colores siempre claros. Pero a los usuarios de Twitter les hizo gracia. Y eso bastó para convertir el episodio en una de las grandes anécdotas de la noche.

Pronto la red social de los micromensajes se abarrotó de fotografías de usuarios que, echando mano de lo primero que encontraron, se dedicaron a fabricarse sus particulares Dior con edredones y cinta adhesiva negra. Algunos incluso se esforzaron en dar instrucciones de cómo lograr un diseño casero similar. Como suele pasar, la broma derivó en otros chistes y los usuarios más concienciados comenzaron a identificar otros looks de la alfombra roja con el resto de personajes de La Sirenita.

Pero el atuendo no fue lo único que le hizo destacar a Lawrence sobre las demás actrices. En medio de una entrevista previa a la gala, a la artista se le cayeron las joyas que llevaba en su muñeca. Con su innata naturalidad, la joven actriz reclamó entre risas que alguien con manos libres se las recogiese. En otro momento, la galardonada hizo el amago de tirar a su amiga Taylor Swift por las escaleras mientras esta respondía a las preguntas de un reportero.

Lawrence, experta en acaparar las conversaciones con su espontaneidad -el año pasado, en los premios del Sindicato de Actores, salió airosa de un embarazoso episodio (parte de la falda de su vestido se desprendió) y en la gala de los Oscar la actriz se cayó en las escaleras al subir a recoger su premio-, llegó a la cima del cine gracias a su papel protagonista en la saga de Los juegos del hambre. Musa del cine independiente ya había protagonizado anteriormente la alabada Lazos de sangre, que pasó desapercibida en el mercado. De la cinta de ciencia ficción, Lawrence dio el salto a la galardonada El lado bueno de las cosas, con la que el año pasado consiguió el Oscar a Mejor Actriz. La simpatía que despertó en un primer momento en el público general, por su simpatía y sencillez, contrapuesta al ego de las grandes estrellas de Hollywood, empezó a desinflarse hace unos meses cuando Jennifer excedió el límite de la franqueza. Sus últimas declaraciones cuestionando un exitoso programa estadounidense que se ríe del aspecto físico de los famosos la desbancaron del saco de personalidades simpáticas y cercanas al de celebridades arrogantes y pagadas de sí mismas.