Lo curioso es que el producto estrella de Skuon procede de otra localidad distante unos 50 kilómetros.
«Arañas aquí no hay ninguna. Vienen todas de Kompong Thom. Lo que pasa es que las vendemos aquí porque es donde paran todos los autocares», explica otra comerciante.
El inicio del consumo de tarántulas en Camboya se remonta a los famélicos años del régimen del Jemer Rojo, que gobernó Camboya de 1975 a 1979 y después libró una cruenta guerra civil contra las tropas gubernamentales hasta su desintegración, a finales de la década pasada.
Según cuentan los veteranos de aquella época, la población padeció tal hambruna que se lanzó a comer todo tipo de cosas para completar el revolucionario cazo de agua y arroz con el que los líderes maoístas alimentaban a la nueva sociedad socialista agraria que vislumbraban.
«¿Desde cuándo se comen las arañas? Desde que hay arañas», responde Lin, una jovencita que ofrece piñas con una llamativa tarántula paseándose por su camisa, una imagen que hace las delicias de los turistas que llegan a Skuon.