Brad Pitt reflexiona sobre su propia mortalidad

EFE

GENTE

El argumento de su última película y la muerte de seres queridos de personas que le rodean le han hecho pensar mucho últimamente en el dolor y la pérdida, según reconoce.

30 ene 2009 . Actualizado a las 18:09 h.

La muerte de varias personas próximas a él y al equipo de su última película, «El curioso caso de Benjamin Button», ha hecho pensar en su propia mortalidad al actor norteamericano Brad Pitt.

La madre de su esposa, Angelina Jolie, murió un mes después del comienzo del rodaje. También fallecieron el padre del director del filme, David Fincher, y la madre del guionista, Eric Roth.

Para colmo, la película, con trece nominaciones para el Oscar, trata también del fenómeno del envejecimiento: Pitt interpreta a un individuo que nace viejo pero que, en lugar de seguir envejeciendo, se vuelve cada vez más joven.

A sus cincuenta años se enamora de una mujer de treinta años (Cate Blanchett), y ambos personajes tienen que resolver el problema que presenta el efecto diametralmente opuesto del tiempo que pasa sobre uno y otro.

«Al terminar el rodaje llegué a la conclusión de que el tiempo pasa rápido», afirma el actor en declaraciones que recoge el «Daily Telegraph».

«No sé si me queda un día (de vida) o me quedan diez o cuarenta años. No sé si estoy a la mitad o al final del camino. No lo sé, pero tengo que asegurarme de que no malgasto esos momentos con mezquindades, amarguras o ataques de pereza y que me rodeo de personas que son importantes para mí», explica Pitt.

«Angelina y yo estamos juntos porque nos reforzamos mutuamente.

No creo perder el tiempo porque estoy acompañado por personas a las que amo realmente», afirma el actor de su esposa y sus seis hijos, de los que tres son adoptados.

Para aprovechar mejor el tiempo que pueda quedarles, Pitt y Jolie planean ya añadir más niños a su ya numerosa familia: «No tenemos motivo para parar. A veces, todo es caótico, pero hay tanta alegría en la casa...», explica el actor.

Refiriéndose a los niños que han adoptado en países en desarrollo -Vietnam, Etiopía y Camboya-, Pitt afirma: «Estamos en condiciones de ofrecerles un hogar, y debo reconocer que hay en ello algo de egoísmo porque nos hemos visto extraordinariamente recompensados».

El argumento de su última película y la muerte de seres queridos de personas que le rodean le han hecho pensar mucho últimamente en el dolor y la pérdida, según reconoce.

«Tenía un amigo que trabajaba en un asilo de ancianos y me dijo que en sus últimos momentos, las personas no hablan de sus éxitos, sus premios o los libros que han escrito. Sólo hablan de los seres a los que amaron y de sus remordimientos. Creo que es muy significativo», explica.

Pitt se dedica también a obras benéficas como la lucha contra la pobreza y el hambre en el Tercer Mundo.

Interesado por la arquitectura y amigo del famoso arquitecto Frank Gehry, el creador del museo Guggenheim de Bilbao, Pitt ha dedicado también dinero a la reconstrucción de los barrios de Nueva Orleans devastados por el huracán Katrina.