Paris Hilton: «Soy la prueba viviente de que las rubias no son tontas»

Efe

GENTE

De visita en Madrid, la millonaria de 27 años admite que le encanta España y se define como «feliz, apacible, amorosa y caliente».

09 dic 2008 . Actualizado a las 21:16 h.

A sus 27 años, Paris Hilton, «prueba viviente de que las rubias no son tontas», según ha declarado ella misma en Madrid, acumula ya una década de éxitos y escándalos, que la han convertido en una de las 100 celebridades más influyentes del mundo.

La breve biografía de esta mujer, la mayor de los cuatro hijos de los multimillonarios Richard Hilton y Kathy Richards y nieta desheredada del dueño de la cadena de hoteles que lleva su apellido, bien podría titularse: «Con ella llegó el escándalo».

Le tocaba el turno a Madrid y por el lujoso hotel en el que atendía a los medios para promocionar el portal social keteke.com, conocido como «la primera comunidad del buen rollo», Paris, ante el preservativo que le han mostrado unos periodistas de un canal de televisión, no ha dudado en sufrir un ataque de nervios y encerrarse en su habitación, negándose a atender al resto.

Después de mucho trasiego y varios altercados con los guardaespaldas, la estrella mediática ha accedido a ofrecer un rueda de prensa; eso sí, uno de sus representantes dejaba bien claro las dos siguientes premisas: «no se pueden hacer preguntas personales, ni se la puede tocar».

Lo cierto es que Paris comparecía en un primer momento con gesto rancio y malhumorado, pero ella es una mujer «feliz, apacible, amorosa y caliente», y a los pocos minutos, respondía con una sonrisa a todas las preguntas que se le hacían, eso sí, todas sobre su vida.

Y es que Paris es modelo, actriz y cantante, «pero ante todo una mujer de negocios, que lo que quiere es crear su propio imperio empresarial».

Imparable carrera

Su imparable carrera mediática comenzó con pequeños cortos y papeles en filmes de terror como La Casa de Cera, de Jaume Collet-Serra, o algún que otro vídeo del rapero Eminem, pero el salto a la popularidad lo dio gracias al realityshow Simple Life (ya van cinco temporadas), en el que se traslada a una granja con su amiga Nicole Richie, y por un vídeo pornográfico que rodó con su novio Rick Salomon y tituló 1 Night in Paris.

Ya ha grabado dos discos Paris (2006) y Nothing in this world (2008), ha creado su propia discográfica Heiress Records y ya prepara un nuevo álbum que estará listo «a principios de año, muy en la línea de Kylie Minogue, a la que admiro, con letras muy personales».

Admiradora de Obama, de quien cree que «aunque las crisis no se lo va a poner fácil, su elección ha sido un canto de esperanza, que va a suponer muchos cambios. De momento no, pero quizá algún día llegue yo a ser presidenta», comentaba irónicamente.

Vivir en Ibiza

Paris Hilton, que asegura que no le importaría alguna vez trasladarse a vivir a Ibiza, porque le encanta España, cree que una celebridad es una persona que «todo aquello que hace le interesa a la gente, pero eso tiene un precio, la pérdida de privacidad. En Los Ángeles hay un montón de fotógrafos que me persiguen día y noche, y eso es horrible».

«Es imposible estar glamurosa todo el día. Desde luego que hay una Paris Hilton pública y otra más hogareña, a la que le gusta estar en casa, cómodamente vestida y con sus zapatillas», comentaba.

Amante de los niños y de los animales -va a todos los sitios con su perrita chihuahua Tinkerbell- Paris ha confesado que de no haber sido empresaria le hubiera gustado ser «profesora de guardería o veterinaria», y no descarta en un futuro la maternidad, pero su profesión de momento se lo impide.

Paris, que incluso ha sido arrestada en un par de ocasiones por conducir con unas copas de más, no tiene «una solución para la crisis, quizá crear empleo para el pueblo y bajar los impuestos, pero creo -explica- que la gente debería de gastar menos», aunque ella se acaba de regalar un último capricho, un coche de lujo, un Bentley color «baby pink», de esos cuyo precio ronda los 400.000 euros. «Trabajo mucho y eso tan sólo es una recompensa», argumentaba.