Millán Salcedo, ex componente de Martes y Trece, estrena espectáculo en el teatro Infanta Isabel

Colpisa

GENTE

Salcedo explota su doble faceta de actor y humorista en «Yo me subí a un piano verde».

14 abr 2008 . Actualizado a las 20:39 h.

Un piano, un pianista, una cuidada escenografía y Millán Salcedo. Esos son los cuatro ingredientes de Yo me subí a un piano verde, un espectáculo de, monólogos, parodias y recuerdos autobiográficos que suponen una «catarsis» para el propio artista.

«Quiero reírme de mí mismo», dijo Salcedo en vísperas del estreno de una obra que está dirigida por Paco Mir y Joan Gracia (Tricicle).

«Cuando trabajaba con Josema Yuste en Martes y Trece nadie nos dirigía, nos dirigíamos a nosotros mismos, pero yo tengo una verborrea torrencial y no puedo andar por ahí como vaca sin cencerro», explicó. «Les dije a Paco y a Joan que me colocaran un cencerro y aceptaron; ellos son grandes creadores de gags visuales y yo necesitaba que alguien, desde fuera, me orientara y corrigiera».

Millán escribió un guión muy extenso, «de una cuarta de grosor», y Paco Mir y Joan Gracia fueron quienes metieron la tijera para seleccionar los cientos de ocurrencias que proponía el humorista.

«¿Imitaciones? Alguna, alguna... Todos los artistas tienen una musa y la mía es Ana Obregón». explicó el actor. Reconoció que la obra empezó a adquirir forma a raíz de presenciar la obra Una noche con Gabino, de Gabino Diego, actor del que ha aprendido a no tomarse a sí mismo en serio. «En cuanto uno deja de tomarse en serio todo funciona mejor; Gabino Diego y Pedro Ruiz son dos maestros en torpedear y torpedearse».

El teléfono de Oscar Wilde

El espectáculo, en el que comparte protagonismo con el pianista César Belda, está salpicado de sátiras (hacia la vida y hacia su propio pasado como integrante de Martes y Trece), guiños y homenajes a diferentes personas. «Están presentes mis padres, Joan Manuel Serrat, Tip y Coll y algunos más».

Entendido como una catarsis personal, Yo me subí a un piano verde alterna los monólogos con canciones (interpretadas por el propio Millán), diálogos con César Belda e interpelaciones al público. «Improvisar, lo que se dice improvisar, no improviso; si quieres conseguir un producto de calidad te lo tienes que currar, aunque luego dé la sensación de que todo sale sin esfuerzo», precisó. «A mí me para la gente por la calle y me dice que le cuente un chiste, o me acercan un móvil y me piden que diga unas palabras a la persona que está escuchando al otro lado. ¡Cómo odio lo móviles!».

Durante la gira de Salomé, pieza de Oscar Wilde donde Millán Salcedo interpretaba a Herodes, le ocurrieron algunas anécdotas que quiso introducir en su espectáculo, pero lamenta que no le quepa todo. «Un periodista, después de hablar conmigo, me pidió por favor si le facilitaba el teléfono de Oscar Wilde, quería entrevistarle».

«Un espectador vino al camerino para felicitarme: 'Se nota a la legua que es usted el autor del texto'».