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Javier Peláez, enólogo y propietario de Bodegas Marqués de Vizhoja aclara algunas preguntas de lo más comunes: ¿cuánto aguanta una botella de vino abierta? ¿cuánta cantidad debemos servir por copa? ¿hay que seguir un orden con los vinos?

L. G. V.

Algunos millennials solo saben del vino lo que dice la canción de Estopa: que el tinto si se toma en frío engaña y que gana conforme pasan los años. Y hasta aquí pueden leer. La cuestión es que en este mundo hay nociones básicas que una vez te las cuenta un experto ya no se te olvidan, y que mejor que aplicar todos los consejos de un experto en los eventos navideños. Javier Peláez, enólogo y propietario de Bodegas Marqués de Vizhojanos ayuda a separar el grano de la paja en este menester para ser los mejores sumilleres de nuestra propia casa. 

¿A qué temperatura debemos servir el vino?

Como buen gallego, Javier Peláez nos responde con un «depende». Y es que en este caso, la respuesta cambia en función de la estación en la que nos encontremos. «En verano el vino nos tiene que refrescar, y esto no hay que confundirlo con saciar la sed, sino con refrescar el paladar»

«Por lo tanto, la temperatura recomendada para el vino blanco en verano es de unos 8ºC y en invierno de unos 10ºC. Un vino demasiado frío elimina tanto las virtudes como los defectos de este y, por otro lado, un vino demasiado caliente agudiza los defectos y el alcohol está más presente».

¿Cuánto aguanta una botella de vino abierta?

«Las botellas se deberían consumir el mismo día, o en menos de 24 horas, para preservar todas las características del vino, aunque depende de cuál compremos. Unos vinos se oxidan más que otros, lo que hará que evolucionen y pierdan su personalidad», nos indica Javier. Lo ideal es que, una vez abierta, la botella se consuma en ese aperitivo, comida o cena. Uno de los tips que nos da Javier es abrir las botellas entre 15 y 30 minutos antes de consumirlo; esto nos ayudará a oxigenar el vino. «Cuantos más años tenga el vino, más tiempo debe estar abierto», puntualiza Javier. Y añade: «La finalidad de oxigenar el vino no es otra que la de despertarlo, despertarlo de su tiempo dentro de la botella para que sus aromas vuelvan a florecer».

En el caso de que sobre vino en la botella y se quiera conservar, existen utensilios ya pensados para ello. Están, por un lado, cierres que inyectan nitrógeno en la botella para evitar que el oxígeno siga modificando el vino; y, por otro, los cierres que directamente eliminan el oxígeno del interior. Como nos indica Javier, «estos elementos nos ayudan cuando no se va a consumir una botella a corto plazo, pero eso con nuestro Marqués de Vizhoja no pasa; una vez que se abre, con buena compañía y un consumo responsable, la botella se acaba».

¿Qué recipiente es mejor para beber vino?

El vino es una bebida peculiar, servirlo en diferentes copas podría cambiar su sabor. Elegir una copa de vino correcta dependerá de tres factores fundamentales, indica el especialista: «La abertura o boca, el cuerpo o cáliz, y el tallo de la copa, además de su material. «Que la copa tenga un vidrio fino es básico, lo que nos permite que no se altere las sensaciones que percibimos del vino y un mejor tacto de este en los labios», mantiene Javier.

Con respecto al tallo de la copa, es fundamental que tenga una altura suficiente para su sujeción. La copa debe ofrecer un punto de sujeción lo suficientemente largo, sin entrar en contacto con el cuerpo, evitando de esta forma calentar el vino con nuestras manos. ¡Importante, nada de coger la copa como si fuera un vaso, eso hará que nuestro vino aumente su temperatura!

Sin ir más allá del tipo de copa ideal para cada vino, la norma general es que el diámetro de cuerpo, también llamado cáliz, sea la parte más ancha de la copa y de boca más estrecha. Este formato de copa provoca que el vino tenga una superficie mayor en contacto con el aire, que nos permita girar el líquido. Además una boca con un diámetro inferior ayuda a preservar esos aromas.

¿Qué cantidad de vino debemos servir en una copa?

«No existe una cantidad exacta recomendada, pero se podrían estimar unos 125 ml. por copa; esto equivaldría a una seis copas servidas por cada botella de 0,75 l, que es la medida estándar de las botellas de vino», aclara Javier. Otro factor a tener en cuenta es el grado alcohólico del vino, cuanto mayor sea el grado de alcohol, menos cantidad de vino se debe servir por copa.

¿Existe algún orden a la hora de servir el vino si hay varios distintos en la mesa?

Sí, afirma Javier, rotundo. «Los vinos se deben empezar por los más suaves y finalizar por los más intensos». Si tuviéramos que poner un orden, se empezarían con los vinos blancos y espumosos, intermediando con un rosado, siguiendo con los tintos y para el final dejaríamos los vinos más intensos, igual que los vinos dulces es mejor servirlos en la sobremesa, siguiendo el ritmo de los maridajes.

«Con respecto a los espumosos, es muy común pensar en dejarlos para el final de las comidas, pero esto parte de un tópico. Los espumosos brut nature y brut se consumen antes, y son los semisecos y dulces los que se dejan para después de la comida». 

¿Hay que retirar las copas de vino una vez hemos terminado de comer, o se pueden dejar para la sobremesa?

«Esto depende de cada uno. A mí me gusta retirar las copas, al igual que los platos. Las voy quitando a medida que se van cambiando de vinos, manteniendo siempre una mesa limpia». responde Javier.