Llegan las bodas de un solo plato: ¿es cutre o razonable?

Yandry Fernández Perdomo / L. G. V.

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La escalada de precios y la búsqueda de un estilo más informal han acabado con los grandes banquetes. La tendencia es apostar por un cóctel largo y un único principal, que suele ser carne

26 oct 2022 . Actualizado a las 15:50 h.

El 2022 está siendo el año de las bodas. Después de un largo período de celebraciones pospuestas por la pandemia, las parejas acapararon los restaurantes, pazos y salones para festejar su unión. Pero los enlaces tradicionales, con una gran mesa presidencial, tres tenedores y pinzas para el marisco, están quedando en el olvido. Esto no quiere decir que los novios hayan abandonado su interés por una boda perfecta, simplemente ha cambiado la forma de entender qué significa esto. «Hasta hace poco una boda era, fundamentalmente, una comida muchísimo más especial que cualquier otra, y una forma también de homenajear a los novios y los invitados a través de la gastronomía», explica Marta López-Rivadulla, que junto a Celia Torres es responsable de la empresa de organización de eventos El Sofá Amarillo.

«La tradición de que en Galicia las bodas son muchísimo más abundantes en cuanto a comida que en el resto de España apenas existe», afirma. La especialista añade que todavía existen las celebraciones copiosas tal como las entienden aún muchos gallegos, pero cada vez son menos y suelen darse en entornos rurales.

A continuación, detalla: «Las bodas ahora no llegan a tener los cinco, seis o incluso siete platos que se llegaban a poner históricamente en los menús nupciales y que consistían en marisco, pescado y carne». Según mantiene López-Rivadulla, la tendencia desde hace unos cinco años es invertir mucho más en el cóctel, que se refuerza con estaciones de comida, o lo que es lo mismo, puestecitos con productos típicos de la zona donde se está celebrando la boda. Aquí [en Galicia] no falta la zona de marisco, de pulpo y de quesos», señala. 

En cuanto a las consultas realizadas sobre el menú de bodas en Google, salta a la vista que la principal preocupación de los españoles es el precio. De hecho, en Galicia, según acaba de publicar el Libro imprescindible de las bodas en el 2019, una celebración para 130 invitados tenía un coste de 21.443,90 euros de media. A muchos, más en tiempos de inflación, no les salen las cuentas.

En cuanto a los precios de los servicios, el del cátering resulta uno de los más caros. Según esta investigación, un espacio con cátering propio puede costar cerca de 14.000 euros, mientras que los servicios de cátering rondan los 12.500 euros. Este dato fluctúa, evidentemente, dependiendo del número de invitados y del tipo de menú que elijan los novios. Por eso, según el documento,«hay tres tipos de parejas que se reparten el mercado a partes iguales». Por un lado están las que primero deciden el número de invitados y luego ven qué menú se pueden permitir; las que limitan los invitados en base a lo que cuesta el menú para no superar el presupuesto y, por último, las que tienen un presupuesto ilimitado. Como era de esperar, no es habitual encontrarse este último perfil. 

Aunque el alza de los precios influye, la apuesta por bodas tipo cóctel, que comienzan a desterrar los grandes banquetes, se debe al interés por bodas menos formales. Además, las consecuencias del covid pasan por que los novios prefieran espacios al aire libre. «Hay incluso una última ola de novios que eligen sentarse exclusivamente en las comidas con un único plato, que normalmente suele ser una carne porque es algo más contundente.Luego finalizan con un postre y, de esta manera, hacen que este sea un momento más corto», destaca Marta.

La especialista también indica que en los últimos años otra tendencia que se está viendo en bodas es la internacionalización de los menús. «Ahora hay una gastronomía muchísimo más diversa porque los novios viajan más y conocen otro tipo de culturas y comidas. Es por ello que algunos deciden apostar por lo exótico: desde una mesa de tacos mexicanos, de sushi hasta un food truck de hamburguesas», afirma. Aún así, hay clásicos en los enlaces gallegos que se mantienen perennes en la mayoría de menús. No falla un bogavante como primer plato, en su versión clásica o con un toque vanguardista; o unas vieiras. Para el segundo sigue triunfando el solomillo de vaca.