Polifenoles y resveratrol: dónde encontrarlos si no quieres tomar una copa del vino al día

Que el vino se encuentre entre los alimentos que forman parte de la dieta mediterránea, catalogada como la mejor del mundo, le ha salido a muchos a cuenta. Con este pretexto son demasiados los que vinculan el consumo de esta bebida con unos hábitos de vida saludables, obviando los evidentes estragos que provoca una ingesta frecuente de vino. Los motivos que hacen dudar de cuánto es de bueno o no lanzarse a beber vino tienen un nombre: polifenoles. Estos compuestos químicos, que son antioxidantes y antiinflamatorios, le han dado la llave maestra al sector del márketing para que puedan confundir a los consumidores a su antojo. Separemos el grano de la paja.

Varios estudios relacionan los efectos de los polifenoles con la disminución de la mortalidad y de problemas cardiovasculares, así como la mejora en problemas como la diabetes, como se evidenció en esta semana en una ponencia de un Curso de Verano de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). En esa misma conferencia se abordó que una copa de vino aporta 200 miligramos de polifenoles, un nivel muy considerable respecto a otros alimentos.

Siendo esto cierto, para muchos expertos esto no compensa la cara negativa del vino. Menos si se toma de referencia algunas recomendaciones, como que los hombres consuman dos copas de vino con la comida o la cena, y una copa las mujeres. El consumo de alcohol se asocia, sea cual sea la cantidad, con mayor riesgo de sufrir diferentes tipos de cáncer y, además, a mayor consumo, mayor riesgo. La OMS también tiene clara su opinión sobre el alcohol: no existe una cantidad mínima que pueda ser beneficiosa para la salud de las personas.

¿Por qué nos avergonzamos del tinto de verano?

Laura G. del Valle

Los polifenoles y sustancias como el resveratrol, presente en el vino y vinculado al aumento del HDL (colesterol 'bueno), pueden encontrarse en otros productos que no tengan una contrapartida, como en el caso del vino, perjudicial. Sin alarmismos ni ortodoxias innecesarias,  no hay que echarse las manos a la cabeza por tomarse un tinto de verano o una copa de albariño de vez en cuando, pero la justificación de «lo incluyo en mi dieta porque es bueno para la salud» está, a ojos de los profesionales, sesgada. 

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