Toni Garcia, coautor de 'Arte entre dos panes': «El bar Rogelio, en A Coruña, es mi templo de los bocadillos en Galicia»

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El libro, que escribió junto al también periodista Óscar Broc, recorre España a través de uno de sus iconos más populares: el bocata. Hablamos con ellos de la aberración de la Nocilla con chorizo y también de si este plato tiene cabida en la era «realfooder»
02 jun 2022 . Actualizado a las 00:54 h.Dicen en la entrevista, y replican en el libro que acaban de publicar y cuyo protagonista es este icono popular español, que el bocadillo es a la gastronomía lo que la pinza al diseño: un invento barato, elegante, transversal, funcional y, sobre todo, práctico. Por manida que pudiese estar esta elaboración, la publicación de Arte entre dos panes da cuenta de que el bocata vive un momento inmejorable, en parte porque tras años en los que la vanguardia acomplejaba a los fogones más modestos, se vuelve a sacralizar la cocina más sencilla y tradicional. En este recorrido por los emparedados de España, Toni Garcia Ramon y Óscar Broc, los periodistas autores de este manual, desgranan por qué es el plato que mejor representa nuestra idiosincrasia y cuál es el futuro que le espera a tal manjar.

—¿Por qué decidisteis escribir este libro?
—Óscar Broc: Toni y yo somos grandes consumidores y admiradores del formato bocata. Es tan perfecto y sencillo que no le ha hecho falta evolucionar con el tiempo, y nos apetecía reivindicarlo. Tiene toda nuestra admiración y, además, es que en España hemos conseguido hacer auténticas virguerías gastronómicas con la misma entidad y señorío que cualquier otro plato. Esto tiene que ver con que tenemos los mejores ingredientes del mundo para hacer un bocadillo perfecto, desde el pano a los embutidos o el pescado.
—¿Nos avergonzamos o nos enorgullecemos del bocata?
—Ó. B.: Yo creo que nos enorgullecemos porque es un icono popular que, además, lo llevamos en nuestro ADN sentimental; tiene un componente emocional muy grande, todos recordamos el nos hacía nuestra abuela cuando éramos niños o el que tomábamos en el cole.
—¿Y cuál os hacía vuestra abuela?
—Toni Garcia: Uno de un bonito del Norte con tomate; cierro los ojos y recuerdo perfectamente el sabor.
—O.B: A mí mi abuela también me hacía uno de atún con aceitunas los viernes por la noche, que mis padres me mandaban a su casa. Pero el recuerdo más nítido que tengo de cuando era pequeño es comiendo bocatas de Nocilla; me podía comer tres o cuatro de una sentada.
—En la actualidad, ultraprocesados como esta crema de cacao son acusados prácticamente de veneno. Lo mismo ocurre con el pan de molde, embutidos, y prácticamente todos los componentes que asociamos a un bocata. ¿Sobrevivirá el bocadillo a la era del 'realfooding'?
—O.B: Siendo sincero te diría que el rollo del realfooding me parece una paparruchada de márketing que solo busca aprovecharse de consumidores impresionables que creen que están comiendo saludable. Centrándonos en el tema de los bocadillos, pues tienes los que son más de autor, que usan un pan artesanal con masa madre, más digestivo, que también usan embutidos de calidad, o que llevan pescado y encurtidos. Yo creo que estos se pueden incluir perfectamente en una dieta saludable. Ahora, también hay bocatas que provocan, con razón, auténtico pánico a los nutricionistas.
—¿Cuál es el bocata español por antonomasia?
—T. G.: El que mejor nos representa es el bocata de jamón, porque no lo hay en ningún otro sitio y todo el mundo asocia el sabor del jamón a España.
—O.B: Para mí es el de calamares. Puede ser por centralismo, no te digo que no, pero si en España piensas en un bocata yo creo que es en ese; que además es gracioso, porque es tipiquísimo de Madrid cuando no tiene costa, como poco es curioso. De todos modos a mí, si hablamos en términos regionales, el que más me gusta es uno que preparan en Menorca, que es de albóndigas con salsa de tomate. Son unas albóndigas muy pequeñitas que se sazonan de una forma particular y que están buenísimas. Allí toman este bocata como combustible para seguir de fiesta.

—Toni, tú dices que conoces bien los productos gallegos y que te gustan especialmente para incluir entre dos panes.
—T. G.: Sí, entre la tortilla de Betanzos, que me parece un producto de dioses, vuestros pimientos de Padrón o la calidad de los tomates, creo que se pueden hacer bocatas increíbles. Tenéis la suerte de vivir en un sitio donde se respeta mucho la materia prima y los precios no son locos.
—¿Dónde paras obligatoriamente para tomar un bocata cuando vienes a Galicia?
—T. G.: Si estoy en A Coruña intento ir siempre al bar Rogelio, un templo de los bocadillos en Galicia. Y también en A Coruña me gusta mucho lo que hacen en la jamonería El Pinar.
—¿Hay líneas rojas a la hora de preparar un bocata?
—T. G.: Hombre, yo no me imagino un bocadillo de phosquitos, pero bueno, luego veo que existe la pizza con piña y no puedo decir nada. Pero vamos, cosas que aquí se pueden ver un poco aberración en otros sitios son clásicos, como el bocata de marisco típico de Nueva Orleáns, se me ocurre. Después, nosotros tenemos la aberración de la Nocilla con chorizo, esa mezcla tan española...
—¿Sois de desayunar bocadillo o mejor a otra hora?
—T. G.: No sé si cuenta, porque yo desayuno a menudo cruasán de atún. Pero si tengo que limitarme al formato bocata me quedo con el de lomo ibérico. Es buenísimo por la mañana, me devuelve la fe en la humanidad.
—Ó. B.: Uno de mis desayunos favoritos es el bocata de tortilla francesa. Si está bien hecha, poco cuajada y los huevos son de calidad, para mí es lo mejor que hay, imbatible.
—¿Y para una cena elegante por qué podemos optar?
—T. G.: Habrá quien no comparta mi opinión, pero para mí si es posible incluir un bocata en una cena elegante. Cabe decir que la elegancia es un concepto muy subjetivo, claro. Pero bueno, que para mí unas anchoas Enriqueta con tomate pueden ser el relleno perfecto para una ocasión así, o se me ocurre también un bocata de bonito escabechado con piparra o la representación del sándwich mixto de Carles Albellán, en pan de molde sin corteza, con mozarella, jamón ibérico y un toque de trufa.


Este es el bocata que Netflix ha puesto de moda
Quizás Nueva York sea la capital mundial de la comida rápida. Pero en la ciudad de las hamburguesas, perritos y bagels se ha colado un bocadillo que viene pegando con fuerza y que no es otro que el sándwich de pastrami. Ya en la película Cuando Harry encontró a Sally Meg Ryan fingía un orgasmo ante Billy Cristal en el famoso restaurante Katz’s, en el Lower East Side, con más de 125 años de existencia. Ahora es la comida favorita de muchos personajes de series americanas difundidas a través de Netflix. Pero… ¿existe una receta?