En un país con una acusada tradición de cañas y vinos, empieza a asentarse una tendencia que se aleja de esta postal. Las empresas (algunas gallegas) saben que hay nicho de mercado en la creación de vermús, vinos y ginebras sin alcohol
20 oct 2021 . Actualizado a las 10:24 h.El libro Yo adicto, del guionista Javier Giner, se convirtió en un fenómeno literario nada más ver la luz la primavera pasada. Curioso que una crudísima autobiografía centrada en el paso por una clínica de desintoxicación de este vasco de 44 años despertase tanta curiosidad y, sobre todo, tanta empatía. Quizás la cocaína (monstruo que perseguía a Giner en sus años mozos) no esté presente en el día a día del grueso de la sociedad. Pero esto no ocurre con el alcohol, ese elefante en la habitación que causa estragos en miles de personas y que, sobra decirlo, está totalmente normalizado. «Llamadme loco, pero a mí me sorprende muchísimo la gente que se calza una cerveza a las 10.30 de la mañana en una terraza. Sea verano, invierno u otoño. Creo que la socialización del consumo de alcohol en España (hablo de lo que veo) se fue de las manos hace tiempo», escribía en un tuit el autor de esta suerte de manual hace un año.
El nuestro es un país donde cualquier acontecimiento es digno de ser exaltado, celebrado o llorado. Y ahí nunca faltará una caña, un gin-tonic o un whisky on the rocks. Pero tampoco estarán libres de un vino o una caipirinha una tarde cualquiera con amigos, una comida de trabajo o hasta una anodina espera de aeropuerto. Esta es la preocupante realidad mayoritaria, pero hay otra que empieza a abrirse hueco de la mano de los millennials, y que podría empezar a cambiar las tornas. Se percibe en ese interés por lo que de forma cursi podemos llamar wellness que, como dice una entrada de Google, es «el difícil arte de estar bien» mental y físicamente, lo que de manera intrínseca implica una reducción del consumo de alcohol; y de ello saben también las grandes sellos como Ballantine's, Beefeater o Tanqueray, que ya incorporan a sus líneas bebidas con baja graduación.
Con buen olfato para los negocios y muchas ganas de dejar atrás unos hábitos que empezaban a pesarles demasiado en el día a día, los fundadores de la compañía catalana The Blue Dolphin Store empezaron a investigar hace un par de años sobre la posibilidad de abrir una marca que englobase solo bebidas para adultos sin alcohol. «Dos de los socios decidieron ser abstemios y descubrieron que era casi imposible tomar alguna bebida de calidad sin alcohol, por lo que entendieron que a más gente les ocurriría lo mismo y se lanzaron a abrir esta empresa», comenta Andrea Mellado, ecommerce manager de The Blue Dolphin Store. Como relata esta joven que no llega a la treintena, en febrero del 2020, cuando lanzaron este proyecto en bares, restaurantes y supermercados solo era posible encontrar las típicas cervezas sin alcohol que «por lo general, distan y mucho de ser lo que esperamos».
No saben igual ni se pretende
De un tiempo a esta parte, y en parte moldeado por un cambio de vida al que ha obligado la pandemia (más planes diurnos y menos estirar la noche hasta las mil), muchas empresas se han puesto las pilas y «se encuentran cervezas artesanas y vinos sin alcohol más que dignos, y también vermús y ginebras sin alcohol perfectas, por ejemplo, para usar en un cóctel». Tema aparte, eso sí, es pretender encontrar la misma experiencia en una bebida alcohólica que en una libre de esta sustancia. «No saben igual y tampoco es lo que se pretende, pero sí que son bebidas ricas y que se nota que no tienen menos calidad que sus homólogos con alcohol».
Hay en todo esto un punto preocupante. Y es que un buen número de consumidores de este tipo de bebidas las buscan para evitar presiones sociales. «No es lo mismo que alguien te vea en una reunión donde la gente está con vino con una coca cola o un agua, es así», comenta Mellado, para a la vez insistir en que se trata de alternativas perfectas, y es lo que más gente desea, para rebajar una ingesta de alcohol demasiado frecuente. «Estas bebidas son el sustituto de las cañas y copas de diario, cada vez más clientes dejan el consumo de alcohol para los fines de semana».
Aunque parece que el grueso de los consumidores de alcohol son reacios a la ingesta de este tipo de bebidas, además de lo que comenta esta experta, las cifran revelan que España es el país europeo donde se consume más cerveza sin alcohol. Según Cerveceros de España, más de un 14 % del total de esta bebida; asombroso si se compara con Francia, donde tan solo el 1 % del volumen que se consume es sin alcohol.
Con estos datos sobre la mesa cada vez son más los que apuestan por un modelo que parece que irá creciendo conforme pasen los años. Así, Lussory, la compañía gallega comercializada por The Blue Dolphin Store y asentada en Santiago, se ha puesto manos a la obra y ya arrasa con su vino sin alcohol (pero con oro). Entre sus principales clientes se encuentran aquellos que desean llevar una vida saludable y aquellos que, por otras cuestiones, dejan el alcohol a un lado, como es el caso del mercado musulmán, que solo les da buenas noticias.