Así ha rendido culto «MasterChef» a la gastronomía gallega desde la segunda edición

L. G. V.

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SANDRA ALONSO

En Baiona y Santiago los aspirantes se enfrentaron a platos más tradicionales que los propuestos por Luis Veira el lunes en A Coruña. Hace unos meses la polémica llegó de la mano de la lamprea, un producto más que conocido en Galicia que causó todo tipo de sensaciones entre concursantes y espectadores

05 oct 2021 . Actualizado a las 18:30 h.

Casi treinta ediciones ha tardado alguna de las versiones de Masterchef en recalar en tierras herculinas. Y si alguno esperaba ver a Terelu, Victoria Abril o Miki Nadal friendo un tequeño o preparando una tortilla de Betanzos, se quedaron con las ganas. Lo que tenía preparado Luis Veira, al cargo del menú, era una prueba de altísima cocina que consistió en platos tan poco prosaicos como un steak de vaca gallega con mantequilla de cítricos, esferas de licor café y escabeche; merluza con pilpil de pimientos de Padrón; bogavante a la llama con jugo de algas, percebes y patata de Betanzos, y queso con membrillo y bica. Los menos enterados en gastronomía de vanguardia ni capaces eran de identificar lo que los 80 comensales de Árbore da Veira se llevaban a la boca. Pero no siempre este programa se ha puesto tan sibarita cuando ha pisado tierras gallegas.

Masterchef llegó por primera vez a las tierras de Breogán en el 2014, donde los concursantes de aquella edición se dieron un paseo por el puerto de O Grove y echaron la carne en el asador en el restaurante Pepe Vieira (Camiño da Serpe, Raxó). O más bien el molusco, porque la prueba de exteriores consistió en recoger mejillones con el bateeiro Alexandre Guntín, que después cocinarían en el local de este chef con estrella Michelin. Lo  advirtió Xosé Torres, cocinero de Pepe Vieira: «Tenéis que respetar el producto con el que vais a trabajar, porque aquí la gente es conocedora de él y sabe apreciar su sabor». Se tomaron el consejo a su manera y la empanada de mejillones que prepararon fue un auténtico desastre; tanto que ni estaba rica ni prepararon raciones suficientes para todos los comensales

Borrón y cuenta nueva. En el 2017 Masterchef volvía a Galicia, en este caso, a la emblemática praza do Obradoiro. Ni el mismísimo Apóstol fue quién de ayudar a los concursantes con el pulpo, el lacón con grelos y la tarta de Santiago que tuvieron que preparar los aspirantes; aunque eso sí, por alguna obra y gracia los entonces perennes andamios que cubrían la catedral se esfumaron. Y aquí se centró la polémica.

Solo un año después, Masterchef volvía a a poner el producto gallego en el punto de mira de los españoles. El equipo del programa se desplazaba hasta el Parador de Baiona para rendir homenaje a los gallegos que lucharon por proteger sus tierras durante los incendios que asolaron el área metropolitana de Vigo en octubre del 2017. Había llegado el momento de centrar el tiro y acertar, de una vez por todas, con clásicos de nuestro recetario popular. Aunque hay que darle el punto, lo cierto es que las elaboraciones de esta prueba fueron mucho más sencillas que las que se pudieron ver el lunes por la noche en A Coruña. El chef de Maruja Limón (Vigo), Rafa Centeno, había inculcado en los concursantes trabajo y empeño, y parece que el consejo dio sus frutos. Finalmente los concursantes aprobaron con sus almejas a la marinera, xoubas guisadas, merluza en caldeirada y filloas rellenas. 

La controvertida lamprea

Pandemia mediante se volvió a liar, esta vez en plató con la lamprea. Fue este mismo año, concretamente en el primer programa de Masterchef 9. El vampiro de mar levantó ampollas entre propios y extraños por el desconocimiento (y susto) provocado. No aminoró la cosa cuando se enteraron que el animal en cuestión suele cocinarse en su propia sangre. El siempre dicharachero Pepe Solla se personó para ayudar con la tarea, pero no fue suficiente. Por si esto fuese poco, al otro lado de la pantalla las críticas no se hicieron esperar tras mostrar el programa la muerte en antes del cocinado de la lamprea. Ni era la primera vez que ocurría ni la primera vez que saltaban las alarmas en redes sociales por emitir imágenes tan explícitas que algunos espectadores consideran innecesarias.