Locales gallegos donde comer por dos duros

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El Imperial (Vigo)
El Imperial (Vigo)

La época estival es un buen momento para acercarse a los bares sin tener que rascarse el bolsillo. Galicia cuenta con una amplia variedad de bares que ofrecen tapas de cortesía con las que salir más que saciados

14 ene 2022 . Actualizado a las 16:43 h.

La gastronomía gallega parece vivir, a veces, pidiendo perdón y permiso a los paladares de las altas esferas de la cocina. Empeñados en poner en valor el producto de la zona sin florituras cuando imperaban los platos maquillados como puertas, y luciendo precios modestos como ajenos a un bum turístico que culminó con los más de cinco millones de visitantes que llegaron a Galicia en el 2019.

El nirvana culinario que alcanzan propios y ajenos al darse una vuelta por la compostelana rúa do Franco o por la rúa dos Fornos, en Ourense, es aún más gratificante si además uno entra en esos bares y restaurantes que ofrecen tapas de cortesía, una constante en la esquina noroeste peninsular. Ahora bien, como de todo hay en la viña del señor, separamos el grano de la paja y recorremos esos locales que por abundancia, originalidad o generosidad a borbotones, ofrecen a sus clientes algo muy parecido a un pedazo de cielo. Que se lo digan a aquellos despistados que visitan el Restaurante Louzao, en Viveiro, que con un vino se pueden meter entre pecho y espalda una nada desdeñable tapa de percebes o nécoras.

Restaurante Louzao (Viveiro)
Restaurante Louzao (Viveiro) PEPA LOSADA

Aunque el caso del local mariñano tiende a ser excepcional, a lo largo y ancho de Galicia hay opciones para degustar gratis productos de la tierra tan valorados como el pulpo. En Ourense, en la churrasquería Peregrinus con la caña te ofrecen una tapa, precisamente, de pulpo. El atrevimiento es sello de la casa, pues lejos de inclinarse por invitar a la manida croqueta y empanadilla, la degustación según el día pasa por una tapa de oreja o cachucha. El cefalópodo rey en Galicia también se encuentra en forma de pincho en el Bodegón de Xulio, en Santiago; inigualable acompañado con unos cachelos. Sin salir de esta ciudad, donde muchos universitarios subsisten los días de farra gracias a las tapas por la cara, hay que hacer parada en O Piorno. La abudancia y la variedad son los atractivos primencipales para aquellos que gustan de salir cenados de un bar casi sin enterarse. Imposible dejar de mencionar A Moa, donde casi llama más la atención que la delicadeza de sus platos la olla con callos que el propio cliente podía servirse cuando las barras nos hacían felices.

Domingos de callos

Los domingos de callos en A Coruña no fallan. Entre ellos, claro, los del Miga, unos de los más valorados de la ciudad herculina, lo mismo ocurre con los de Casa Rita o La Cantera. Los amantes de un buen embutido tienen en A Coruña muy bien puntuado El Pinar. Las ampias bandejas de lomo, jamón serrano y queso son un clásico que rozaría la perfección si hiciesen un crossover con el huevo frito que regalan en Casa Ponte los jueves. 

Cuatro párrafos y todavía no ha caído una mención a la ciudad donde casi es más fácil comer gratis que pagando. El paraíso de los fieles de la cofradía del puño cerrado tienen en Lugo su punto obligado de peregrinación. Aunque prácticamente cuaquier bar de la zona intramurallas obsequia a sus clientes con tapas de cortesía, por quedarnos con uno recomendamos Taberna Daniel, donde los huevos en diferentes versiones y tapas son lo más apreciado por sus clientes.

Taberna A Mina (Vigo)
Taberna A Mina (Vigo) Oscar Vázquez

En Vigo la tortilla de A Mina también se lleva todos los aplausos, y siendo gratis con un vermú un sábado al mediodía entra aún mejor. Para el invierno, pocos pasan sin su tapita de algún potaje que o de la sopa de su mítico cocido. Sin embargo, para muchos vigueses es La Imperial, por la cantidad de pinchos gratis que ofrecen. Las cuentas de la lechera de Amadeo da Silva, como contó a La Voz en el 2019, son las siguientes: el objetivo era venderle a cada persona tres consumiciones, «con la primera le poníamos dos pinchos distintos. Con la segunda, otros dos diferentes a los primeros y si llegaba a la tercera, otros más», explicaba.