Cómo Instagram te da gato por liebre con la tortilla de Betanzos

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El espectáculo que ofrece esta red social cuando abres el paraguas de etiquetas como #tortilladebetanzos #pulpoáfeira o #filloas deja claro que fuera de la comunidad cada uno acoge nuestras recetas más representativas con absoluta creatividad

05 mar 2020 . Actualizado a las 11:01 h.

Aunque Google, de pasar, tardará mucho tiempo en ser desbancado, lo cierto es que ya hay una generación que utiliza Instagram como fuente de conocimiento para ciertos menesteres. Los hijos de los baby boomers nacieron al calor del buscador más famoso como sus padres lo hicieron de la Larousse pero, menos apegados, saltan de una fuente de consulta a otra sin remordimientos. Y así es como Instagram se está convirtiendo en el colador oficial de los más jóvenes para encontrar destinos de viajes, inpiración de moda y, en la era foodie por antonomasia, recetas. Ahora bien, es abrir el paraguas de los hashtags y echarse uno las manos a la cabeza si lo que pretende encontrar son platos gallegos lo más fidedignos posible. Haciendo un barrido por etiquetas como #tortilladebetanzos #filloas #pulpoafeira #filloas o #empanadagallega la conclusión es: ver para creer. 

Especialmente llamativo es el caso de la tortilla más popular del noroeste peninsular. Consultados los chicos de Aún Pillas Tortillas, expertos en catar este manjar en A Coruña (han probado ya 327 de diferentes locales) sus ácidas respuestas, tras haber buceado por la cara oscura de Instagram, no tienen desperdicio. 

«Parece una patata apaleada. No sabemos si el interior será líquido como las de Betanzos, pero lo que es por fuera se han quedado a gusto de freirla. Apreciamos todo tipo de intentos de emular a las tortillas gallegas pero seamos conscientes de nuestras limitaciones, por favor. Nuestro veredicto es que parece una masa de pizza esperando que le echemos el tomate».

Los audaces usuarios de esta red social saben que ciertas categorías darán más visibilidad a sus obras culinarias; traducido: más seguidores. Eso sí, esto hace que a veces el parecido de la realidad con el hasthag utilizado sea fruto de la más azarosa casualidad. A las pruebas nos remitimos.

«Preguntan en la presentación si nos la vamos a perder y definitivamente creo que sí, que nos la vamos a perder. Ya nos da algo de miedo eso de chantarle encima un alioli de piquillos (un poco pretencioso), pero lo de la tortilla de chipirones... Parece que sobró un poco de xatevin de la comida de ayer y había que darle salida en el menú del día. Lo más cerca que estuvo de Betanzos esta tortilla es en algún plato combinado que juntasen huevos fritos y puntillas de calamar».

La tortilla de Betanzos se caracteriza por ser melosa y tener la facultad de que casi se puede tomar con cuchara (y ser fiel a contar solo con tres ingredientes: patata, huevo y aceite), así que lo que a continuación se presenta solo puede ser una copia, mínimo, de AliExpress. 

Los chicos de Aún Pillas Tortillas reconocen que en un primer vistazo les pareció la más digna de las tres, aunque sí les mosqueó un poco la «pinta rara de la patata, y es un poco homogénea y gruesa de más pero es que claro, echándole repollo ya me dirás». Y continúan, sin salir de su asombro: «¿Qué habrá hecho la pobre patata para que quieran sustituirla? No somos intolerantes con la verdura y apreciamos el esfuerzo por innovar, pero la magia de la tortilla de betanzos reside en que la jugosidad la aporta un huevo sin cuajar del todo. Usando repollo, calabacín u otra verdura, lo que parece es que eso es una balsa de cualquier otro líquido que esta suelte. Y encima el borde la tortilla aparece algo torradito. Por favor, sello de denominación de origen e inspecciones en redes sociales ya».

El caldo gallego es otro de los hitos gastronómicos de la cocina popular gallega. Y cualquier cocinillas que se precie sabe identificar lo que es y, sobre todo, lo que no es este plato que tanto nos reconforta durante el largo invierno. Sin mencionar a esas abuelas que a las que ya les parece un sacrilegio cambiar la berza por el repollo o viceversa. Los estómagos sensibles, es mejor que abandonen el artículo llegados a este punto, pues a continuación verán algunas de las maneras más asombrosas de profanar un caldo gallego. De los que le ponen limón, a los que creen que la fabada y el caldo es lo mismo, pasando por la indescriptible sopa Manolo.

Uno de los reyes del pulpo en Galicia es Gorka Rodríguez, jefe de cocina de la Pulpeira de Melide (A Coruña), que pese a ser un experto en la materia no peca de ortodoxo en lo que se refiere al pulpo á feira. Y menos mal, porque de lo que acostumbra a servir en su restaurante a lo que aparece por Instagram hay un trecho.

«Es verdad que a un gallego le pueden parecer extrañas este tipo de imágenes porque tenemos una visión muy arraigada de cómo debe ser el pulpo á feira; sin embargo, en otras partes de España o en el extranjero son mucho más atrevidos y puedes ver un montón de creaciones que nacen de esta elaboración, aunque es cierto que la foto que parece una lasaña...».

Por último, y no menos sorprendente (más bien todo lo contrario) una foto tan inquietante como inesperada. Si con la resaca del Entroido uno quiere por fin aprender a hacer filloas y triunfar como los Chichos el año que viene, lo que encontrará bajo la etiqueta #filloas le resultará, como poco, inquietante. Más allá, sí, de innumerables imágenes con este dulce tan típico, se cuela la foto de un cantante que solo los más nostálgicos recordarán quién es. 

Raúl, el de "hace tanto que sueño tu boca..." aprovechó una visita a un programa de la TVG para colar entre los nada presuntuosos hashtags #instArt e #influencer, la etiqueta #filloas. Pero no parece que tuviese el vocalista la intención de pasarse por la Festa de Lestedo. Misterios tiene la vida.