Parrillada Buenos Aires: La esencia de la mejor carne a la brasa

CRÍTICAS GASTRONÓMICAS

Marcos Míguez

Este restaurante reúne los ingredientes de una cocina tradicional aliñada con una sugerente variedad de platos y todo sustentado sobre la calidad de sus parrillas

06 may 2021 . Actualizado a las 14:38 h.

En tiempos de pandemia, los viejos locales han salido a flote con las recetas de siempre. Tantos meses encerrados han servido para que muchos antiguos clientes rememoren aquellos restaurantes en los que fueron felices con un plato sencillo y repleto de calidad y cariño. En ciudades como A Coruña, los ejemplos se suceden a docenas por cada barrio. Pero hay un clásico en el que siempre es fácil repetir. La parrillada Buenos Aires reúne los ingredientes de una cocina tradicional aliñada con una sugerente variedad de platos y todo sustentado sobre la calidad de sus brasas. Manuel Martínez y Manuel López, con sus respectivas esposas, llevan ejerciendo su magisterio al frente del negocio desde el 21 de diciembre de 1985. Desde entonces, pocas cosas han cambiado, tanto en la carta como en la exquisita atención a la clientela. Tampoco la filosofía, que apuesta por el comercio de proximidad para todas las compras de suministros, excepto el cordero. Por eso, el producto natural y las elaboraciones sencillas priman en una carta muy familiar. Las croquetas son exquisitas. Y la salsa de las almejas, deliciosa. Recomendable el salpicón, en el que no se abusa de sabores fuertes. La carne tiene algunas singularidades. En la parrillada Buenos Aires presumen, por ejemplo, de su particular corte en el churrasco de cerdo, que se presenta en la mesa sin la tradicional apariencia, sino exhibiendo la falda completa, lo que ayuda a preservar el sabor en la parrilla. Mención especial merece el cordero, sabroso, jugoso y muy cuidado el punto de fuego para evitar un exceso de cocción. El festín se complementa con una suculenta carta con media docena de postres caseros entre los que sobresale el flan.

  • Su plato estrella: chuletón de vaca del Xalo al estilo clásico

Marcos Míguez