¿Existe realmente el jamón de York?

L. G. V.

COCINA SALUDABLE

Los expertos aclaran que nada tiene que ver con el jamón cocido y que, de hecho, es un invento con origen histórico que se usa cuando el producto lleva una elevada cantidad de componentes procesados

17 oct 2022 . Actualizado a las 11:01 h.

Ana Torroja se quejaba de que en la ciudad que nunca duerme no hay marcha «y los jamones son de York». No sabía la cantante de Mecano, y como ella la mayoría, que eso de York es un cajón de sastre que utilizan las marcas para ocultar que el producto contiene solo contiene un 50 % de jamón. Aunque en su origen tiene relación con la ciudad británica, donde un carnicero a finales del siglo XIX gritó ¡eureka!, en la actualidad es lo mismo comparar el tocino con la velocidad que, lo que nos venden, con el invento de Robert Burrow Atkinson.

La industria alimentaria se empeña en buscar los recovecos legales para colar sus artimañas y cautivar a través de confusos paquetes a los más preocupados por su línea. Muchos de los cuales se olvidan después de examinar la etiqueta, donde reside el quid de la cuestión.

Mientras los equipos de márketing se empeñan en enmascarar con adjetivos como «extra tierno» o «jugosísimo» envases de jamón con solo la mitad de producto natural (el resto suele ser agua, sal, azúcar, fécula de patata y proteína vegetal), los consumidores tienen opciones más saludables, y acordes a la realidad que buscan. Sería el caso del jamón cocido

Para saber identificar el jamón cocido basta con echarle un vistazo al etiquetado. Si la lista de ingredientes incluye fécula, entonces no se tratará del producto que buscas, y tendrá que estar identificado como fiambre. Su precio, por lo habitual, también será mayor, dado que en este caso está elaborado con materias primas. Ahora, este jamón solo podrá considerarse «extra» si cuenta con al menos un 85 % de contenido de carne y menor porcentaje de azúcares.

Según la OCU, tras evaluar 25 marcas del mercado, el de Hacendado, de Mercadona, es el jamón cocido de mejor calidad nutricional que, además, se encuentra entre los más económicos que podemos encontrar. Cuenta con un 85 % de jamón, seguido de sal (en gran escollo de estos productos, dicta este examen, es su cantidad de sal), dextrosa y estabilizantes. El jamón cocido se encuentra dentro de los embutidos, que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda dejar para ocasiones puntuales.

¿Cuántas mentiras llevas en la cesta de la compra?

Laura G. del Valle

El altavoz de las redes sociales suena cada vez con más fuerza. Tanto, que la industria alimentaria ha encontrado, tras años buscando los recovecos de la legislación para colársela a los consumidores, su verdadero talón de Aquiles. El movimiento Realfood, promovido por nutricionistas como Carlos Ríos o las chicas de Futurlife21 (entre ambas cuentas suman casi 800.000 seguidores en Instagram) no tiene otro objetivo que instar a la sociedad a alimentarse de productos sin aditivos, o azúcares. Es decir, habría que despedirse definitivamente de los ultraprocesados. Para ayudar a separar el grano de la paja nada mejor que un paseo por el supermercado diseccionando qué es y qué no es comida real. De este modo se revela cómo las grandes marcas intentan dar gato por liebre a la ciudadanía, pese a las advertencias que lleva años lanzando la OCU sobre las mentiras de muchos de los etiquetados que encontramos en los productos que guardamos en la despensa.  

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