«Un zumo natural aporta más calorías que una naranja entera»

COCINA SALUDABLE

Seis de cada diez españoles toman zumo a diario; la mayoría, el clásico de naranja por la mañana. Este ritual no es en sí nocivo, pero dista mucho de ser lo saludable que creemos

20 jun 2022 . Actualizado a las 13:15 h.

Decir que las bondades del zumo de naranja son los padres es dar en el clavo. La mayoría de niños de los noventa creció escuchando dos cosas: «Ya sabes qué tienes que hacer para ponerte como el primo de Zumosol» y «Apura, que se le van las vitaminas». El zumo de naranja fue durante años un elixir de salud: se tomaba para evitar catarros, para crecer, para tener energía... Y ahora, que prácticamente todos los productos nuestra dieta están bajo la lupa, esta bebida no se libra. 

España, tierra de naranjas, tiene predilección por el zumo; se ve en esas clavadas que meten en muchos bares y que se pagan con gusto por ese chute vitamínico que nos estamos metiendo en el cuerpo. Un estudio acaba de revelar que el 98 % de los españoles suele tomar zumos de frutas, y un 63 % lo hace a diario, la mayoría, en el desayuno. Con informaciones encontradas planeando sobre este supuesto salvavidas, recurrimos a voces autorizadas para ver qué tiene de bueno y que no seguir con la vieja costumbre de ingerir zumo de naranja nada más despertarnos.

Lo que resulta cada vez más evidente, y donde parece que hay consenso, es en reivindicar que esta bebida no puede sustituir en ningún caso a una pieza de fruta, como explica la nutricionista Ana Golpe, porque «la fibra de la fruta, su aporte más importante y lo que nos dará la sensación de saciedad, se queda en la carne de la naranja, aunque es cierto que tomándola sí nos llevamos el aporte de vitamina C».  Para complementar la información ofrecida por esta experta, el Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas le puso cifras a estos datos: en 100 gramos de naranja, por ejemplo, encontramos 2,4 de fibra, mientras que en 100 de zumo solo hay 0,1 de fibra.

Por otro lado, continúa Golpe: «Cuando preparas un zumo, suele hacerse con unas tres naranjas, de las que solo nos estamos llevando el azúcar libre, por lo que además engorda más tomarnos un zumo natural que una naranja entera, que, por otro lado, nos dejará más llenos». En esta línea, según un estudio publicado por The BMJ, el consumo de frutas enteras reduciría el riesgo de diabetes tipo 2 y, por el contrario, el consumo de zumos de frutas aumentaría este riesgo.

la opción envasada

Si le preguntamos a Golpe por los zumos envasados, no quiere ni hablar del peluquín. «Ninguno es saludable, en esto soy radical», indica. Y continúa: «Entre azúcares, edulcorantes, conservantes y que apenas aportan nutrientes, pero se dirigen a un público vulnerable como es el infantil medicalizando estos productos como 'multivitamínicos', estoy en contra». Tanto es así que revela: «Es igual tomar un zumo industrial que un refresco, no es una alternativa mejor que otra».

Sin embargo, no todos los zumos envasados son iguales, ni por marcas ni por tipos de fruta. En términos generales, Gregorio Varela, presidente de la FESNAD (Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética) comentó en el 2019, en la presentación del informe Datos actuales sobre el consumo de zumos de frutas en España y sus propiedades nutricionales, que el zumo de tomate, de zanahoria y de limón son los que contienen menos cantidad de azúcares. Y respecto al aporte de fibra, aunque todos pierden respecto a la fruta entera, es el zumo de frutos rojos el más nutritivo. Le siguen el de tomate y el de melocotón.

¿Y qué pasa con los batidos? ¿son una buena solución? Pues según Golpe sirven como alternativa solo en el caso extremo de que la persona en cuestión no tolere la fruta entera por ejemplo, por la textura. «No es una mala idea y, desde luego, es mejor que no tomar fruta en ninguna de sus formas, pero el problema es ingiriendo batidos le quitamos al aparato digestivo parte del trabajo que tiene que hacer, y ocurre lo mismo saltándonos el paso de la masticación, que también favorece la sensación de saciedad».